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- Four Seasons Cabo del Sol
Cabo San Lucas, México. Después de haberme hospedado por una semana en el George V, hotel operado por la cadena Four Seasons en París, había quedado convencida de que ningún otro hotel en el mundo iba a poder superar, o al menos igualar, la experiencia que viví esos días en la ciudad luz ( lea acá mi reseña del George V ). Pasaron dos años completos desde esa mágica visita y aunque viajé en promedio una vez cada treinta días durante esos veinticuatro meses, había creído comprobar mi corazonada: nada se comparaba con el George V. La llegada. Foto: Four Seasons Cabo del Sol. Sin embargo, el mes pasado tuve que tragarme mis palabras y reconocer que había encontrado un lugar que ponía a tambalear al George V en el lugar privilegiado que ocupaba en mi corazón. Se trata de Cabo del Sol en Cabo San Lucas, una propiedad que disfruté milímetro a milímetro y que me dejó convencida de que Four Seasons, con una triste excepción de la cual no voy a hablar aquí, es una garantía de excelente hospitalidad y verdadero lujo. Arquitectura "hacienda mexicana" Comencemos por la llegada. Desde el momento en que se cruza el umbral desde la autopista hacia la propiedad, todo el lenguaje se transforma para que uno se transporte a lo que podría ser una tradicional hacienda mexicana. Imagínese muchos arcos y balcones, muros en pañete pintados en color hueso, caminos de piedra, zócalos enchapados de azulejos y una imponente vista sobre el mar pacífico. El efecto “wow” comienza desde antes de bajarse de la enorme camioneta Cadillac en la que recogen a sus huéspedes en el aeropuerto. Luego de aproximarnos a la entrada y de que los botones nos ayudaran con el equipaje, el primer contacto visual que hicimos fue con un esplendoroso bar en medio de una gran sala -la sala de la hacienda- en la que nos brindaron un refrescante coctelito a base de mezcal y un mensaje que, según dice la tradición local, es enviado por un pájaro. El mío decía que después de la tempestad, viene la calma. Y sí, yo venía al Four Season a descansar después de un fin de semana de fiesta en Todos Santos. La vista desde la habitación. Foto: Four Seasons Cabo del Sol. Una de las secciones de closet Acto seguido nos dejaron en manos de nuestra “concierge” personal, quien nos llevó a la habitación y nos dio toda la información que necesitábamos para disfrutar la estadía. En esa pequeña mansión con balcón, además de sofás abullonados y vista al mar, había un baño tan grande como un apartamento, con tocador, una enorme tina y closets sufcientes para mudarse ahí definitivamente. En cuanto a los gadgets, todo se maneja desde una tablet -el aire acondicionado, las persianas, la televisión, etc.-, la cual además usan ellos para comunicar toda su agenda de eventos y demás información relevante para una divertida y variada estadía. No solo las reservas en el spa si no también los pedidos de room service se hacen por ahí. La verdad es que la habitación es tan especial que bien podría uno quedarse ahí todo el día y ser extremadamente feliz. En cuanto a las amenidades, quedan faltando días para poder aprovechar todo lo que el resort ofrece: club de playa, deportes acuáticos, dos piscinas divinas, golf, excursiones a la reserva ecológica Sierra La Laguna, spa, gimnasio, tres restaurantes, tres bares, un café con tienda gourmet, un taller de arte y dos boutiques, todos espectaculares en cuanto a calidad, estética y servicio. Yo me incliné por lo que más me gusta: los restaurantes, el gimnasio y el spa… Que no se note que soy tauro. El minibar Y aunque bien podría decirse que spa, gimanasio y buenos restaurantes hay en muchos otros hoteles, lo que hace del Four Seasons una experiencia inigualable es que no escatiman en nada. Las máquinas del gimnasio son tope de gama, el spa tiene más de 10 cabinas de tratamiento privadas y todos los servicios que uno se pueda imaginar; la piscina de natación es de tres carriles, el minibar es generoso en tragos y vinos de gran calidad, además de suficientes cápsulas de Nespresso, sachets de té inglés y una buena y saludable variedad de snacks. Los colchones son del más elevado estándar y los productos del baño son Diptyque , una de las marcas de perfumería más deseadas hoy en día. Four Seasons no solo se esmera por hacer sentir a sus huéspedes como en su casa; ellos quieren ofrecer una experiencia que la supere. Por último, y no porque sea menos relevante que todo lo que ya mencioné, Four Season se da el gusto de aceptar si opera o no, una propiedad. Esto quiere decir que si no está localizada en un sitio único y especial o si el desarrollador o el propietario no acceden a construir o adaptar detalles que para la marca son claves para la experiencia, prefieren no encargarse y esto para mi es el verdadero lujo. Volveré a Cabo del Sol mil veces, así sea solo en mi imaginación. Para más información y reservas visite https:// https://www.fourseasons.com/cabosanlucas/ .
- El mejor hotel para hospedarse en Santo Domingo
Patio central Santo Domingo, República Dominicana. Si bien la República Dominicana ofrece un montón de hermosos lugares para visitar, a mi me sigue pareciendo que la capital, por más caótica que sea, tiene una magia singular. Cuando voy, trato de hospedarme en la Ciudad Colonial, una zona que se me parece a varias esquinas en Colombia y en la que encuentro todo lo que me gusta. Sobre todo, esos sabores a época colonial, hermosa arquitectura Deco por doquier y una romántica oda al legado cultural. En mi última visita conocí un hotel que me encantó. Se trata del Kimpton Las Mercedes , una enorme locación, resultado de haber unido varios predios, en el que a lo largo de un patio central con árboles muy altos y una escalinata totalmente inesperada, se desarrolla el diseño de Belén Moneo, arquitecta española hija del legendario Rafael Moneo (creador de edificios tan significativos como el Museo Thysenn-Bornemisza en Madrid). Comedor reservado y bar El hotel, aparte de ser muy bello, tiene una colección de obras de arte notable, un gran salón para reuniones corporativas, tres restaurantes, gimnasio y una piscina al aire libre en el último nivel de uno de los edificios. Para hospedarse se puede escoger entre habitaciones estilo colonial o modernas, ya sea dentro de la edificación original o en las alas nuevas que construyeron. En ambos casos, los espacios quedaron muy bien logrados y da gusto estar en cualquiera de las dos opciones. Habitación colonial, baño y habitación moderna. Y aunque gozar de las instlaciones es si duda algo que vale la pena hacer en esta propiedad, lo que más me gusta del Kimpton es la localización: está en el corazón de la Ciudad Colonial, cerca de la plaza de la catedral, los museos, los teatros y la gran calle peatonal, en la que pululan comercios de artesanías y baratijas, en los pisos bajos de lo que en alguna época fueran los más elegantes edificios Art Deco. Rooftop Ya le he dicho y lo repito, Santo Domingo es la nueva capital más “cool” de Latinoamérica y hoteles como este hacen que valga la pena venir a paseársela. Y si aún le faltan motivos, a finales de junio, justamente en el Kimpton, se llevará a cabo el primer festival de literatura del Caribe, Mar de Palabras . Una disculpa perfecta para venir a visitar esta bella ciudad, consumir buena literatura y claro, como no, comer en la delicia de restaurantes que hay en esa y otras zonas de la ciudad. Para más información y reservas visite HOTEL KIMPTON .
- Oystera
Fachada Todos Santos, México. El mes pasado estuve visitando Baja California Sur, un destino en México que no es tan evidente para quienes viajamos desde Sur América. Por lo general, solemos ir al DF, Cancún y ahora últimamente a Tulum, geografías más cercanas a la nuestra. La península de Baja California en cambio, tanto el norte como el sur, es un lugar muy apetecido por los gringos de la costa este, quienes no solo la frecuentan en vacaciones, si no que además suelen comprar propiedades y hacerse a todo tipo de planes de tiempo compartido para instalar allá lo que ellos llaman un "second home". Interior Una de las paradas que hice fue en Todos Santos, un pueblo de pescadores a orillas del Pacífico en el que prima el turismo de bajo impacto y en el que se puede sentir todavía la esencia de su gente y su cultura. Es un lugar casi virgen si se le compra con Cabo San lucas, la meca de los resorts de lujo, lo que ha atraído a un turista joven, acomodado y hippie chic que visita Todos Santos para surferar, casarse, ver ballenas y hacer fiestas en la playa. De la mano de este perfil de visitante se ha desarrollado por supuesto su oferta gastronómica con algunos restaurantes figurando en la Guía Michelín como Oystera uno de los que más me gustó y al cual quisiera volver mil veces. Espacios exteriores y terraza La bebida oficial Oystera se especializa en ostras frescas y comida de mar, surtida principalmente por pesca local y algo de pesca foránea -fresca-, sin nada de ultracongelados de hace mil años para dañarle a uno la velada. Fuimos en un combo de cuatro y optamos por pedir de todo y compartir. Arrancamos con un “Platón” de ostras con topping de caviar, servidas solo con limón y una salsa de chile para añadir al gusto. Luego, pedimos una ensalada de cayos, léase scallops o vieiras, que salieron al soplete y acompañadas de vegetales de raíz a la brasa. Para terminar, pedimos la pesca del día, un filete de jurel fresquísimo que nos devoramos con una porción de tortillas, que no eran parte del plato pero que caprichosamente pedimos solo para saciar el antojo de ese manjar de dioses que es ese alimento ancestral. Para acompañar, nos evitamos el cansancio de pensar en un adecuado maridaje y nos lanzamos a disfrutar de sendas copas de mezcal Amarás Cenizo, con rodajas de naranja y sal de gusano, bebida que confieso, consumí durante toda mi estadía en Baja. Y aunque la comida y el servicio estuvieron fenomenales, creo que lo que más me gusto de Oystera fue la locación: una construcción estilo republicano, parecida a una plaza de mercado de comienzos de siglo pasado, con techos altísimos pasillos y locales laterales en los que estaban exhibiendo y vendiendo maravillosas obras de arte local, artesanías y joyería como solo saben hacer los mexicanos. Un lugar de verdad memorable y que recomiendo con todo mi corazón. Para más información y reservas visite @oystera_ts .
- Mis seis vinos del mes
Punta Cana, República Dominicana. Luego de una pausa etílica, como bien se acostumbra en estos tiempos modernos después del desaforo decembrino, retomé en marzo mi empresa de catar, asombrarme y compartir con el mundo esas pequeñas y grandes joyas que habitan en el universo vitivinícola. Recogí “muestras y datos” durante dos meses y estos son mis seis vinos de un mes que, en esta ocasión, duró 60 días. Espero que los consigan y los disfruten como yo lo hice. - 6. 2022 Pagos de Balbás, DO Ribera del Duero, España Este vino lo probé dictando una capacitación acerca de la Ribera del Duero y puedo decir que desde el ataque, me sorprendió. Es un tempranillo 100% con nueve meses de paso por barrica americana, una edad de crianza que está de moda en la Ribera para poder ofrecer vinos de calidad a precios moderados. La madera apenas se le siente y predomina una fruta negra fresca que está graciosamente equilibrada con esa golosidad láctica que tanto engancha. Es perfecto para el día a día, para abrir en ocasiones casuales o para compartir en un restaurante con gran variedad de platos. En Dominicana se consigue con La Bodega ( @labodegard ). A Colombia no llega para para un vino muy similar contactarse con Clos ( @closvinos ). 5. Gramona Brut Imperial, DO Cava, España Enamorada es que quedé yo una vez que asistí a una cata de añadas viejas de este mítico Cava. La calidad de Gramona no es comprable con la de la gran mayoría de vinos en su categoría. Por esta razón, armaron “rancho aparte” y crearon una marca colectiva con otras diez bodegas de la zona para diferenciarse de los demás. La marca Corpinnat (corazón de la peña) asegura que el vino es elaborado bajo los más altos estándares de calidad de la DO: un mínimo de 18 meses de crianza y con uvas 100% ecológicas. En Dominicana se consigue con La Bodega ( @labodegard ). En Colombia con Viñas Boutique ( @vinasboutique ). 4. 2020 La Vendimia, DOCa Rioja, España Esta belleza de garnacha, elaborada por Álvaro Palacios en su bodega en la Rioja, es uno de esos vinos que uno agradece que existan en la vida. ¡Es que siempre está perfecto! Presenta un equilibrio maravilloso y un cuerpo delicado que hace que sea realmente un placer beberlo. A mi me encanta para mis maridajes de entre semana cuando suelo cocinar platos suaves y ligeros. Va de maravilla con pollo al horno y ensalada o con fetuccine de hongos. También nos lo hemos bebido con tapas varias: quesos, terrinas y en fin, lo que haya en la nevera para armar. En Dominicana se consigue con La Bodega ( @labodegard ). A Colombia lo lleva Kava Terroir ( @kava.terroir ). - 3. 2023 Bruma Ocho Rosé, Valle de San Vicente, México Hace poco tuve el honor de hacer el maridaje para el menú de degustación de los chefs Maribel Adalco y David Castro del Restaurante Fauna en Baja California. Seleccionamos cuatro vinos de los cuales uno, Ocho Rosé, lo trajeron ellos desde su bodega, Bruma Vinícola , en el Valle de San Vicente, una de las zonas de producción de vinos más destacadas en México. Hablando con Lulú Martínez, su enóloga, me contó todos los detalles de cómo lo elabora para obtener un rosado ultra seco y de crocante frescura. 100% sangiovese, 100% delicioso. Quedé antojada de irme a explorar viñedos a Baja. No llegan vinos mexicanos ni a Dominicana ni a Colombia. ¡Qué mal! 2. 2022 Tramin Unterebner, Alto Adige DOC, Italia Robert Parker le dio 95 puntos y dijo que era un pinot grigio fuera de lo común y con un cuerpo totalmente inesperado. Lo probé y estoy de acuerdo. Es un vino de una presencia brutal que muestra un equilibrio explosivo con mucha fruta, elegancia y gran profundidad. Pero ¿cómo no? Es fermentado en roble, afinado en barrica durante 12 meses sobre sus lías y además, lo dejan descansar en botella tres años más antes de salir al mercado. ¡Tremendo! En Dominicana se consigue con Cava Alta ( @cavaalta ). A Colombia no llega, pero para ricos vinos blancos del norte Italia hablar con Trece Grados ( @_trecegrados ). 1. 2020 Navazos Niepoort, Andalucía, España Navazos Niepoort es un viaje en el tiempo. Un vino que cuenta historias del siglo XIX: uva palomino fino que se fermenta en botas de madera con levaduras autóctonas y que luego se afina bajo su velo de flor. Algo así como un fino antes de ser encabezado. En copa es dorado intenso con toda la fragancia de su crianza biológica. En boca es seco y un toque amargo con buena untuosidad. De esos vinos que son poema y que se van transformado mágicamente en la copa. En Dominicana se consigue con Sembra ( @sembrard ). A Colombia no llega, pero debería.
- Photo Album: un día con Casarré
Santo Domingo, República Dominicana. En la zona colonial de esta ciudad que me intriga, existe un restaurante muy inusual al que se asiste, más que a comer y beber, a presenciar una obra de teatro en la que todos los sentidos son exaltados y de la cual sale uno totalmente conmovido y emocionado. Olivier Bur y su equipo de cocineros, mixólogo y una museóloga, se unen para crear un espacio disruptivo en el que los comensales se sientan alrededor de una estufa de leña y donde solo se sirven productos locales -no solo de este país sino de toda la isla. El trabajo de inclusión con la herencia haitiana es parte fundamental de la propuesta y eso es quizás lo que más nos deja pensando: hay esperanza por un mundo en el que preferimos sumar en vez de dividir. Esto es @casarre.sdq. Mercado Moderno, Santo Domingo Lugar de abastecimiento de Casarré Canelón Eucaris, un enamorado de su oficio Herramientas Luciana y Heriberto comprando las flores Heriberto en las mezclas Vino de Italia a visitar y se quedó La bella jefe del archivo de recetas Olivier, el director
- Cayo Levantado Resort
El atardecer desde la playa privada de Cayo Levantado Resort Samaná, República Dominicana. En cuanto a destinos turísticos se trata, Dominicana es muy famosa por sus playas en Punta Cana y por los campos de golf de Casa de Campo. Sin embargo, después de un año de estar viviendo acá y de haber tenido la posibilidad de ir un poco más allá en cuanto a turismo se trata, he llegado a la conclusión de que hay lugares mucho más especiales y auténticos para visitar. Tal es el caso de la península de Samaná, al norte de país. Un lugar de playas vírgenes, cascadas preciosas e innumerables ríos que forman piscinas naturales tan cristalinas que resulta difícil creerlo. La hotelería es de bajo impacto y a cambio de las grandes cadenas hoteleras, en Samaná priman pequeños eco-lodges , bungalows y glamping que se mimetizan con la montaña. También hay algunos hoteles boutique de una escala muy amigable con el ecosistema, como es Cayo Levantado Resort. Cómo llegar Llegada a la isla Volar hasta Santo Domingo. De ahí, tomar el transporte del hotel que lo llevará en unas dos horas aproximadamente hasta el puerto de Samaná. Luego, navegar en una lujosa lancha durante quince minutos, en dirección a la pequeña isla donde está ubicado el hotel. Suena largo pero créame que no lo es. Las carreteras dominicanas son un buenísimas y el paseo en bote hace ya parte de la experiencia de su estadía en este especial resort. ___________________________________________________ Opciones de hospedaje Cayo Levantado ofrece pequeñas villas de una o dos habitaciones, así como suntuosas suites en el edificio principal del complejo. Para todos los casos se puede escoger entre disfrutar de una apacible vista al mar o de una experiencia más exuberante al interior de la isla rodeado de exuberante vegetación. Yo escogí una suite con vista al mar y pienso que para viajar en pareja es la mejor opción. Si va con familia, sin duda lo mejor serán las villas. La suite El Baño Planes para hacer Si quiere salir del hotel, entre enero y marzo, el mejor plan es ir a ver las ballenas jorobadas que por esa época se alojan en la bahía de Samaná para aparearse. También puede visitar la zona de Las Terrenas, famosa por sus playas y por una escena turística un poco más hippie y con gran influencia europea. Si por el contrario quiere estar lo más relajado posible y no moverse mucho, dentro de Cayo Levantado puede escoger entre una gran cantidad de planes que un embajador personal le informa a los huéspedes, cada mañana por chat a su celular. El spa Actividades recomendadas: el spa con circuito de hidroterapia; la clase personalizada de crossfit en un box de última generación al aire libre y las sesiones de de yoga y meditación dirigidas en "Yubarta", un espacio creado especialmente para las actividades de bienestar. Otra alternativa -y que no implica nada de moviemiento- es la de pasar el día en una cabana en el club de playa, en donde ofrecen un completo y excelente servicio de bar y restaurante, amenizado con música a un volumen amigable y una playa privada que está fenomenal. En la noche hay Dj´s invitados y música en vivo, todo en moderación para no atormentar a quienes fueron a descansar. Club de playa La comida y las bebidas El hotel cuenta con cinco restaurantes, todos con conceptos distintos donde se mantiene una promesa de valor de comida fresca y saludable sin irse a los extremos. En cuanto a las bebidas, hay seis bares en los que abundan vinos, cervezas y bebidas alcohólicas de muy buenas marcas, a pesar de que todos los consumos están incluidos en el valor de la habitación. Y, cuando digo buenas marcas estoy hablando de Macallan 12 años, Citadelle Gin, cava Juve y Camps… y así. ¡Muy bien! Por qué lo prefiero Lounge Por la decoración, que es hermosa; las habitaciones super amplias y confortables; la cama y el baño de hotelería de alto estándar y una playa y un entorno de naturaleza inigualables. Además, porque para mantener su promesa de lujo, relajación y exclusividad, el hotel se encarga de mantener una ocupación baja, dando la sensación de que nunca nada está lleno y que el lugar es como si estuviera hecho solo para uno. ¡Simplemente maravilloso! Para mayor información y reservas visite https://www.cayolevantadoresort.com/en/ .
- Un sommelier, una academia y la inclusión en la industria de la hospitalidad
La visión de un profesional de la alta gastronomía para promover un futuro productivo a la población con discapacidad. Thomas Sartori, fundador de Hospitality Lab. Santo Domingo, República Dominicana. Thomas Sartori ama correr. Suele hacerlo solo y bien temprano en la mañana en el Jardín Botánico Nacional. Esta disciplina, que si bien le permite ejercitar el cuerpo, tiene para él un sentido más espiritual: es un momento sagrado en el que logra acallar la mente para que le lleguen las ideas. En una de esas sesiones, hace más o menos un año y medio, fue cuando entendió, qué tenían que ver su brillante carrera en el mundo de la hospitalidad y su hijo Nico, quien hacía pocos días había hecho parte del staff de servicio en una cena anual de caridad que hace la Fundación Best Buddies en Santo Domingo . ¿Por qué tenía que pasar un año entero para que su hijo y otros chicos con discapacidad pudieran demostrar que sí pueden? Al terminar su recorrido, llamó a su esposa y le dijo que quería montar una academia para entrenar personas con o sin discapacidad en los principales oficios de la industria de restaurantes. Si Nico, con apenas diez años, podía hacer el servicio de champagne en una cena de ese nivel, esa era toda la prueba que necesitaba para saber que había un futuro prometedor para otras personas con su misma condición. ¡Así nace Hospitality Lab ! La nueva iniciativa de un profesional, cuya disciplina y orientación al éxito lo han posicionado como uno de los personajes más relevantes de la escena de la alta gastronomía en la República Dominicana. Su experticia incluye todo lo relacionado al negocio del vino, la gerencia de servicio de alta gastronomía y el montaje de proyectos gastronómicos. Es sommelier certificado por dos de las más reconocidas instituciones a nivel global, educador certificado en una gran diversidad de productos gourmet y embajador del vino italiano de la organización Vinitaly . Hace algunos días estuve por Santo Domingo y tuve el gusto de conversar con él acerca de su proyecto. Esto fue lo que me contó. ¿Qué es Hospitality Lab? Es una academia de formación en diferentes oficios dentro de la industria de la hospitalidad. Nuestros programas incluyen certificaciones para las labores de sommelier, bartender, barista, camarero y mayordomo de villas, entre otros. Académicamente hablando, ¿quiénes son los candidatos para inscribirse en Hospitality Lab? Los programas que ofrecemos aplican para una gran diversidad de estudiantes e intereses. Por un lado, están aquellos jóvenes que quieren hacer carrera en el sector de hotelería y turismo y están buscando obtener un título o una certificación. Por otro, están aquellas personas que ya se desempeñan en el sector y que quieren actualizarse o entrenarse en oficios que aún no dominan. Hay programas también para personas ajenas al negocio pero que por sus hobbies o intereses quieren profundizar en temas como el vino, la mixología o el “arte latte”, por ejemplo. También recibimos personal de hoteles y restaurantes para continuar su entrenamiento o conseguir un certificado internacional. Así mismo, y con el apoyo de la Fundación Futurum Educandi, son admitidas personas con alguna discapacidad para entrenarse y eventualmente conseguir un trabajo en la industria. Vale aclarar que para ellos tenemos programas y profesores especiales con el fin de proveerles un entrenamiento seguro y a la medida de sus posibilidades. Taller de servicio. ¿Cuánto tiempo toman los programas y qué certificaciones se pueden obtener? Tenemos un poco de todo. Desde talleres de un día, una semana o un mes, hasta diplomas que toman 16 meses. En cuanto a las certificaciones, contamos con los avales locales de UNIBE (Universidad Iberoamericana) e INFOTEP (Instituto Nacional de Formación Técnico Profesional). A nivel internacional, trabajamos con EBS (Escuela Europea de Bartenders), WSET (Wine School Education Trust), Wine Schollar Guild, Chicherone y The International Butler Academy. ¿Cómo funciona la colaboración entre Hospitality Lab y la Fundación Futurum Educandi para promover la formación y el posterior trabajo de las personas discapacitadas? Futurum Educandi es una fundación cuya misión principal es la de promover la inclusión laboral de las personas con discapacidades en el sector de la hospitalidad. De esta manera, ellos se encargan de conseguir el financiamiento para otorgar becas de estudio en Hospitality Lab. Una vez terminada la fase de formación, ambas instituciones se encargan de conseguir los puestos de trabajo por medio de alianzas con empresas del sector real. Es una solución integral para esta población, ya que en un solo lugar pueden recibir entrenamiento y a la vez encontrar opciones de trabajo. Inclusive, para el caso de aquellos alumnos que no tenga desarrolladas las aptitudes para estar en un entorno laboral, el simple hecho de asistir a las clases es de por si una valiosa experiencia terapéutica que les permite socializar y desarrollar un sentido de pertenencia. La búsqueda y retención de talento es uno de los mayores retos que enfrenta hoy en día la industria de la hospitalidad. ¿Qué papel juega una iniciativa como Hospitality Lab dentro de esta problemática? El negocio de la hospitalidad ha crecido mucho y a un ritmo que supera la capacidad de formar a la fuerza laboral requerida; sobre todo en el área de servicio. Hospitality Lab es una solución contundente para resolver esta problemática ya que es una incubadora de personal altamente capacitado para satisfacer la demanda de los cargos más buscados por la industria en este momento. La idea es profesionalizar estos oficios y ser proveedores de personal calificado, actualizado y sobre todo, apasionado por lo que hace. Obtener un título y contar además con la posibilidad de certificarse en más de un oficio (barman, mesero, mixólogo, etc.), anima a los muchachos a querer hacer carrera en esta industria. Primera generación de Hospitality Lab. Uno de los elementos más destacables de Hospitality Lab es sin duda El Atelier de Nico. Háblanos un poco de este lugar. ¿Qué especialidad tendrá? ¿Horarios? ¿Qué puede esperar un comensal al visitar un restaurante de academia? ¡El Atelier de Nico es la cereza en la punta de la crema! Es el restaurante de la academia en el cual los chicos podrán poner en práctica todo lo que van aprendiendo en la teoría; algo de gran ayuda en el proceso de aprendizaje. Durante ese tiempo, que equivale a sus pasantías, ellos ganarán un sueldo lo que les ayudará a financiar sus estudios. En cuanto al concepto, es un restaurante versátil, que cambia entre servicios y entre temporadas, con el fin de que los estudiantes puedan familiarizarse con diversos formatos y especialidades. Abriremos al almuerzo y la cena, inicialmente, y será un espacio casual con precios cómodos para que sea visitado varias veces al mes o a la semana. La idea es promover la inclusión ya que los alumnos discapacitados también estarán haciendo sus prácticas en este espacio. ¿Cuál es la mayor ventaja que tendría un estudiante al estudiar en Hospitality Lab frente a otras instituciones similares en el país? Además del acceso a todas las certificaciones, la posibilidad de tener una formación activa haciendo sus pasantías en El Atelier de Nico. Para los que ya están laborando, poder estudiar cerca a sus lugares de trabajo. Hospitality Lab es la única academia de este estilo dentro del polígono central de Santo Domingo, una zona de alta densidad en cuanto a hoteles y restaurantes se trata. Este es un proyecto que sin duda vale la pena apoyar. En este sentido ¿qué tipo de entidades o personas serían clave que se involucrasen? ¿Qué alternativas existen para ayudar? Instituciones gubernamentales y empresas públicas y privadas que puedan hacer donaciones a la Fundación para la financiación de las becas. Otra manera de apoyar es por medio del voluntariado. Siempre estamos necesitando profesores asistentes para acompañar a los profesores principales durante las jornadas de formación de los chicos con discapacidad. Taller de montaje de mesas. ¿Cuál es la visión de largo plazo de Hospitality Lab? En un país en el que el 14% de la población sufre de algún tipo de discapacidad, el sueño es poder tener sucursales de la academia en otras zonas del país para brindar esta alternativa de inclusión a la mayor cantidad de personas posibles. Si bien los programas existentes dan mucho apoyo a la niñez discapacitada, faltan alternativas para los adolescentes y jóvenes adultos.
- Houston gastronómico por Juan Carlos Buitrago Suarez
Houston, Texas. Hace algunas semanas, con bombos y platillos se anunció que, por primera vez, se habían otorgado estrellas Michellin a unos destacados restaurantes en Houston. Se concedió una codiciada estrella a seis establecimientos (BCN, Corkscrew BBQ, Le Jardinier, March, Musaafer y Tatemo) y más de quince obtuvieron la mención Bib Gourmand. La noticia es sin duda positiva y merecida para los chefs ganadores, pero los que gozamos en silencio del disfrute secreto de la magnífica gastronomía de Houston, temíamos que algún favorito se volviera inalcanzable. Felizmente eso no sucedió y mientras los “ foodies” se volcaron a hablar de los ganadores yo, que soy foodie sin comillas, opté por hacer una reseña de dos restaurantes que no están en la lista ganadora de Michellin, pero sí en la mía y que recomiendo a ojo cerrado. En esta primera entrega, si es que me invitan a una segunda, hablaré de La Lucha y de Pappas Bros Steakhouse. La Lucha (1801 N Shepherd Dr.) Ostras del Golfo Creado por el Chef Ford Fry como homenaje al célebre San Jacinto Inn, cerrado en 1987 después de 70 años de operación. El nombre del restaurante viene de la batalla de San Jacinto tan importante en la historia de Texas como país. La Lucha, es un restaurante informal y mediano, ubicado en la zona de The Heights, que se especializa en dos temas básicos y que son la columna vertebral de su carta: la comida de mar y el pollo apanado frito, íconos ambos de la comida sureña. Para empezar, tienen una buena selección de vinos y de cervezas, la mayoría de Great Heights una cervecería local, así como una simpática selección de cocteles -espumosos, mezclados y agitados- y otros tragos más fuertes, para maridar de acuerdo con los distintos estados de ánimo de los comensales. En cuanto a la comida, se puede empezar con el “Happy Hour” de ostras del golfo (US$1.50 la unidad), perfectamente servidas en una cama de hielos picados con todos los aderezos, lo que facilita caer en la tentación. También están los camarones que se pueden ordenar a la parrilla; en una ensalada con hiervas y condimento Old Bay; en dumplings, con carne de cerdo, una combinación inusual pero magnífica (US$9.95) o simplemente al vapor, listos para pelar y comer con una remoulade espectacular (US$18.95). Y, ¿cómo no mencionar los cuellos de pargo (collars) en salsa verde, suaves y delicados o la tostada de atún y el pulpo a la parrilla? El pollo frito, la estrella del restaurante, crocante por fuera y jugoso por dentro, lo sirven en badeja, entero o por mitades (medio US$22.95), con unos “buiscuits” sureños recién horneados y una salsa de durazno, de cual mi esposa, decidió pedir un potecito para llevar. La Lucha, es un absoluto merecedor mi recomendación a ojo cerrado. Pappas Bros. Steakhouse (5839 Westheimer Rd) Pappas Bros. es un clásico steakhouse americano que conserva los manteles blancos, las lámparas individuales de luces tenues, los meseros ataviados con sus chalecos de smoking abotonados, las servilletas almidonadas y la cristalería de alta gama, todo en un ambiente totalmente tradicional. Es el sitio ideal para celebrar un aniversario, una cena de negocios, un hito familiar o simplemente para darse el gusto de comer uno de los mejores steaks de carne en Houston. Todos sus cortes son añejados en seco por 28 días y están exhibidos en neveras a la entrada. En cuanto a bebidas, su carta de vinos, robusta y extensa es complementada con una estudiada colección de Bourbons, que incluye varios Pappas Barrel Selection, incluyendo el Stagg 2023 Proof 137 (US$28) apto para hacer una fogata sin problema -un despropósito, pero apto-, así como una generosa oferta de licores que incluye desde Armagnac, Calvados y grappa hasta tequilas y mezcales. La propuesta es tan extensa que podría uno con solo los licores y vinos hacer un “liquid dinner” sin problema. La experiencia gastronómica esta guiada por los meseros, personas cercanas, amables, con un profundo conocimiento y dominio de la carta, así como un acertado criterio para recomendar. Su foco no es empujarle a uno el plato más caro, sino enamorarlo a uno y hacerlo volver una y mil veces. Las entradas mayoritariamente de mariscos comienzan con un carpaccio de pulpo (US$27.95) con un alioli de kalamatas y, naturalmente, ostras fritas y también frescas. Ofrecen así mismo una mousse de foie gras (US$28.95) servida con arándanos y un pan brioche que casi que uno quisiera pedir el foie solo por el pan. Tienen ensaladas, incluida la Cesar (US$14.95) que, aunque está bien, entiendo que cada vez que la sirven el Chef Cesar Cardini, su creador, siente un tirón en el ojo derecho en su tumba. Mi esposa pidió la sopa del día (US13.95) que era una bisque de langosta, absolutamente cremosa, de buen sabor y servida en una justa porción. Tan buena como para considerar un par de lengüetazos rápidos al plato sin que nadie lo notase. “Disimuladamente”, dijo. A Dios gracias desistió de la idea, pero hubiera valido la pena. El fondo está en las carnes, que llegan todas en el término ordenado (incluido el snob Pitsburg style) y perfectamente sazonadas. Ofrecen todos los cortes tradicionales: mignon, ribeye, new york, porterhouse, con y sin hueso y ternera y cordero, como especialidades (US $64.95 y $US69.95, respectivamente). Mi esposa pidió el filet mignon (10 oz US$64.95) y yo me debatí entre el Prime Ribeye (US$75.95) y el Bone-in New York Strip (US$72.95). Los steaks son servidos individualmente en platos que vienen a altas temperaturas del horno y el mesero le pide a uno que rectifique el termino al servir, para asegurar que la cocción esté en su punto. También tienen langosta y salmón pero no son los protagonistas del sitio. Los acompañamientos todos bajo un mismo capítulo que ellos titulan “Vegetales”, incluyen champiñones, habichuelas y espinacas en crema, servidos muy suficientemente, pero también un Mac’n Cheese de cangrejo y unas papas au-gratin (US$17.95), laminadas con una bechamel con queso fundido, que viene burbujeante del horno, totalmente decadentes y adictivas, que como están en ese mismo capitulo las pide uno tranquilo, convencido que está comiendo carne con verduras y que eso clasifica como dieta keto. Bajo esa lógica hay espacio calórico para postres (US$15.95). Nuestro favorito es el Signature Gooey Pecan Pie, homenaje al árbol del estado de Texas. Un pie con un relleno untuoso, dulce y bien balanceado con el helado de vainilla. Hemos probado también el Key Lime pie y New York Style Cheesecake más del gusto de mis hijos, menores de 30 años y que no le paran bolas a eso del azúcar y el colesterol. Pappas Bros. Steakhouse es un clásico imperdible de repetición y recomendación sin reservas. Acerca del autor Juan Carlos Buitrago Suarez, economista con máster en Estados Unidos, gocetas y sibarita, se dedicó buena parte de su vida al sector agrícola. Es un apasionado de la gastronomía y sobresaliente cocinero que disfruta la exploración de ingredientes y de gadgets de cocina. Actualmente reside en Houston en donde combina sus actividades de consultoría para algunas compañías multinacionales, con una rigurosa práctica de las artes culinarias.
- Apuntes de servilleta de Ernesto Borda
Puerto Carreño, Colombia. La única aerolínea que viaja hacia allá, aunque civil, es propiedad y está bajo el control de la Fuerza Aérea. Sus pilotos, militares, imitan a Maverick y maniobran bruscamente las aeronaves, como si fueran consolas de juegos de guerra. Rodeada por tres grandes rios, aterrizar en la ciudad de Puerto Carreño, en el extremo oriental de Colombia, es como hacerlo en un portaviones. La ciudad es capital del Vichada. Indígenas, campesinos y colonos confluyen en este suelo indómito y de historias crueles. En su escudo se lee: “tierra de hombres para hombres sin tierra”. Y su nombre, indígena, traduce “donde termina la selva y comienza la sabana”. Vaya mezcla de conceptos. En Puerto Carreño son escasos los buenos comederos. La oferta es, además, inestable. Los restaurantes suelen durar lo que aguanta el volátil entusiasmo o el umbral de frustración de los forasteros que los fundan. En su mayoría “importan” comida “chatarra”: hamburguesas, pizzas (de mezclas insólitas), pollo broaster, perros calientes... Hay alguna oferta de platos criollos, pero casi siempre de baja factura. La vocación ganadera, la riqueza pesquera y la confluencia multicultural de Puerto Carreño son los insumos básicos de lo que tendría que ser una buena oferta gastronómica, que tal vez no existe por falta de demanda. Pero esto ha venido cambiando durante los últimos años. Los negocios agrícolas prosperan. La ciudad acoge nuevos habitantes y recibe ahora más turismo. Pero, además, asiste a una transición generacional y parte importante de su juventud está más informada y conectada con el mundo. Hay entonces más comensales, más educados y más exigentes. Todo está listo para mejores comedores. Durante mi última visita a Puerto Carreño conocí Salvajes. Me sorprendí ante todo por su estética. Un lugar fresco, moderno, limpio, bien iluminado, de amplios espacios aireados, con los fuegos a la vista y con buena música contemporánea. Para la ciudad, un sitio literalmente único. Mi grata sorpresa siguió por los clientes del lugar. Hacen también parte de la estética. Gente elegante, sobria, alegre, discreta y, diría, sofisticada. Definitivamente no parece ser la misma que se ve en la calle y que transita durante el día. La composición de lugar es excelente. Sus inspiradores y realizadores aciertan. Necesitan entrenarse mejor en el servicio, pero son amables y tienen la disposición para resolverlo. Sin embargo, aún falta lo indispensable: buena comida. El lugar necesita más calidad de producto, mejor preparación, y, en especial, tipicidad. Comida local. Ahí está, en las fincas y las casas, solo que toca poner la mirada más cerca. El sitio y el público merecen y seguramente exigirán menos pan bimbo, carnes procesadas, vituallas extravagantes, esas espantosas salsas psicodélicas o el ofensivo huevo duro de codorniz. Pedirán y premiarán mejores platos. Regresaré a Puerto Carreño. Confío en que al hacerlo Salvajes siga ahí. Estaré feliz si encuentro buena comida. Ojalá típica. Cada día creo más en que la cocina que desarrolla territorios e irriga desarrollo es la que está ahí mismo, oculta, y que se devela como una epifanía cultural. Sospecho que son varios los expedicionarios que andan en búsqueda se esa revelación. Así que de pronto, en mi próximo viaje, Salvajes ya no esté solo. Se necesitan más salvajes. ¡ Eso si, que no manejenen aviones! Ernesto Borda. Bogotá, 21 de abril de 2025 Acerca del autor Ernesto Borda es fundador y CEO de Trust , una compañía de consultoría en gestión estratégica de riesgos, líder en Colombia y Latinoamérica. Además, es capitán de velero, serio coleccionista de vinos y cocinero casi profesional. Almuerza y cena en restaurantes todos los días -en Bogotá o cualquier otra de ciudad del mundo-, menos los fines de semana, los cuales destina a la elaboración de exigentes preparaciones con las que deleita a su más íntimo grupo de afortunados amigos, en su guarida a las afueras de Bogotá.
- Un fin de semana gastronómico en Santo Domingo
Artículo publicado en El Tiempo el 15 de febrero de 2025. Puedes leerlo haciendo click en el siguiente enlace Lee el artículo aquí Ver pdf aquí Foto: cortesía O.livia Osteria.