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  • Alta gastronomía y brasas: la propuesta de James Berckemeyer en su restaurante Alado en San Isidro

    Lima, Perú. Acabo de regresar de un fin de semana gastronómico en Lima en el que visité un total de cinco restaurantes; cuatro de ellos incluidos en la lista de los “Latin America´s 50 Best Restaurants” y uno que aún no lo está, pero que me atrevo a decir, no demora en estarlo. Se trata de Alado, creado por el chef James Berckemeyer, socio-fundador de Cosme, uno de los lugares más queridos y exitosos de la escena de restaurantes de alta gastronomía en Lima. El espacio. Alado, bautizado así por su “cercanía con todo” como lo expresa James: al lado de Cosme, al lado del banco, al lado de la avenida, es ese hijo que tuvo un sinfín de dificultades para nacer pero que al final las venció todas para convertirse en el proyecto más especial de este chef peruano, graduado del Instituto Le Cordon Bleu de Lima, Master de Cocina del ICIF en Italia y miembro de las brigadas de restaurantes tan célebres como El Celler de Can Roca en Girona, España (dos veces número uno del mundo y galardonado con tres estrellas de la Guía Michelín); Arzak, en el País Vasco (3 estrellas Michelín); Agli Amici, cerca de Milán (dos estrellas Michelin) y Astrid y Gastón en Lima, uno de los responsables del posicionamiento de la cocina peruana en la escena de la alta gastronomía internacional. Una hoja de vida que genera muchas expectativas las cuales son todas felizmente cumplidas con la propuesta que plantea Beckermeyer en este, su segundo restaurante de alta gastronomía en Lima. La esencia del Alado es la cocina al fuego, llevando el concepto de la brasa mucho más allá de la tradicional concepción de que se usa solo para asar carnes La esencia del Alado es la cocina al fuego, llevando el concepto de la brasa mucho más allá de la tradicional concepción de que se usa solo para asar carnes. En su propuesta reinan platos del mar como conchas con limón y albahaca, langostinos emparrillados o un tiernísimo tentáculo de pulpo con papas nuevas. En la galería, de izquierda a derecha: tataki de atún, curry de pesca blanca del día, tortelli de zucca, pulpo con papas nuevas, concha con limón y albahaca y pastel de choclo. Tuétano y chimichurri de pimientos. En cuanto a la tierra, sirven por ejemplo un cremoso pastel de choclo con queso mozzarella, una lasaña de crocantes vegetales a la parrilla o unos tortelli rellenos de zuca, la cual dejan asando, lentamente durante toda la noche, con el calor que se acumula en el Josper, ese mágico hibrido de parrilla y horno que imparte cantidades inimaginables de sabor a cada ingrediente que pasa por él y que se convirtió en el eje central de la cocina de Alado. Por supuesto que también hay carnes: entraña, asado de tira, tuétano e inclusive, una hamburguesa Angus con queso gruyere, en un delicado pan de manteca que le hace todo el honor a este plato con el que se le puede medir la aguja a cualquier cocinero a nivel global. Mi experiencia en Alado fue muy especial ya que, a pesar de que mi trabajo me permite disfrutar de los más aclamados menús de degustación, no son estos particularmente los que más me llenan el corazón. En secreto, soy una viajera gastronómica que en cuanto llega a un destino, a pesar de tener la agenda llena, está buscando la ocasión para escaparse a los restaurantes que como Alado, son los que frecuentan y aman los comensales locales. Aparte de la comida, amé de este restaurante la pulcritud de su dueño la cual se refleja en cada detalle de la arquitectura y la decoración -tanto del espacio como de los platos- y el hecho que en medio de la enorme cercanía de su propuesta gastronómica es innegable el legado que dejaron en su estilo las escuelas tan profesionales por las que ha pasado durante su carrera. Aplausos para Berckemeyer y su equipo en la celebración de los dos años de apertura de un restaurante al que espero poder volver mil veces más. Los postres. James, aparte de ser un maestro de la cocina caliente es también un “crack” de la pastelería y sus postres son simplemente celestiales Y para terminar, un dato curioso: aparte de ser un maestro de la cocina caliente, James Berckemeyer es también un “crack” de la pastelería y sus postres son simplemente celestiales; lo confirma su selección de ocho distintas alternativas en las que por supuesto también son protagonistas el fuego y las brasas. Para más información y reservas visite en Instagram: @aladorestaurante. Acerca del autor: Me dedico a comunicar experiencias destacables en el delicioso mundo del estilo de vida y la gastronomía. Escribo de vinos y restaurantes y soy sommelier profesional. www.michellemorales.co /@mikkisan1. .

  • Restaurante Kjolle, mi experiencia en el restaurante número ocho de Latinoamérica

    El espacio. Lima, Perú. Tengo un nuevo ídolo; se llama Pía León. Es la chef y propietaria de Kjolle, un impresionante restaurante en el que reina el esplendor creativo de la energía femenina. Arquitectura, música, paleta de colores y hasta el tono de voz de las personas que trabajan en el servicio, emanan paz y delicadeza. El lugar y la puesta en escena son refinadísimos y no me refiero a lo ostentoso o lo obvio, sino más bien a la expresión más pura de una cultura tan rica como la que posee Perú. Si uno de los factores que tienen en cuenta los jurados de la lista que la puso en el octavo puesto, es la conexión que se tiene con el territorio, Kjolle no demora en llegar al primer lugar. ¡Es que hasta los cubiertos son hechos por artesanos locales con bronce reciclado! Y ni hablar de la lencería, los vasos, el menú y la vajilla que son todos también de factura 100% peruana. La vajilla. Diego Vasquez, el gran sommelier de Kjolle. En cuanto a la experiencia gastronómica, más allá de reconocer que es el sitio en el que más rico he comido en todo el año, puedo decir que hay absoluta integración. Cada uno de los platos se conecta con el que le antecede y con el que le precede, así como con las bebidas que va presentando a la mesa su destacable sommelier Diego Vasquez (@diegovluque), quien se nota a leguas, logra conectarse con Pía para escoger la justa bebida que termina de contar el cuento. Y es que para ser un magnífico sommelier no basta con saberse de memoria toda la literatura de vinos del planeta; si no tienes el “feeling” no tienes nada. ¡Mucho Tubérculos! El menú de degustación consta de ocho pasos con su respectivo maridaje, una cantidad que no agrede al estómago y que permite disfrutar la experiencia de principio a fin. Lo que más me gustó fue el plato “Muchos Tubérculos”, una tartaleta de yuca, olluco y papa que interpreté como un perfecto postre de sal por su simultánea cremosidad y crocancia, algo que suele pasar en la fina pastelería. Los cubiertos. En cuanto al servicio, es como dicen “sin prisa pero sin pausa” y la verdad es que la sensación en la mesa de Kjolle es la de estar en una obra de teatro más que en un restaurante. Quizás tenga que ver el hecho que su cocina a la vista no muestra estufas, extractores o superficies enchapadas, si no un muro decorado con cuadros, que continúa a los del salón, dando la sensación como si los cocineros estuviesen trabajando en la sala de la casa. En Kjolle aprendí, gocé, me relajé y me emocioné y para mí, esas son hoy en día las sensaciones que quiero encontrar en mis momentos de hedonismo gastronómico. Recomiendo mucho visitar este maravilloso lugar en el que muy probablemente podrá saludar a Pía, quien hace parte de la brigada que sale a presentar cada uno de los platos. Para mayor información y reservas visite: @kjollerest o www.Kjolle.com .

  • Awasi, the most luxurious way to discover the majestic Iguazú falls

    There is ecotourism, and then there is luxury ecotourism. Awasi belongs to the latter, creating the most exclusive expeditions to dive into breathtaking experiences with nature in Chile and Argentina. By: Michelle Morales / Gastronomy and lifestyle specialist. @mikkisan1 Awasi's table setup. Photo: Awasi. I knew about Awasi through a beautiful book I found in my hotel room on one of my trips. It was the first edition of the Relais & Chateaux Travel Book, and Awasi's lodge in Patagonia was on the front cover. The image was so powerful I felt I had to go there soon. I did some research and found that the lodge in the photo was closed due to the winter season in Patagonia. However, I had already learned a lot about Awasi and did not want to go anywhere else; I decided to book at Awasi Iguazú, another one of their lodges -they have three in total- in the Atlantic Forest, near the Iguazú Falls. ¡It was on my bucket list anyway! Right on the curb outside the airport was Catu, my Awasi private guide, waiting for me in an almost brand-new Ford pickup Arrival A couple of weeks later, I was heading to my destination. I took a flight into Sao Paulo and then a connection to Foz de Iguazú, a Brazilian town on the border with Argentina. I arrived at around 6:30 p.m., and right on the curb outside the airport was Catu, my Awasi private guide, waiting for me in an almost brand-new Ford pickup, something very uncommon in Argentina these days. She helped me with my bags, and once we got in the car, she handed me an aluminum bottle of water with my name on it. She said I could leave whatever I wanted in the car because no one else would use it for the next three days. Basically, it was our personal vehicle to get us everywhere. She also mentioned that once I checked in at the hotel, she would come to see me to discuss the agenda she had put together for me. That said, we drove across the border, entered Argentinian territory, and arrived at Awasi approximately 30 minutes later. Main lodge. Photo: Awasi. As promised, she came later to see me at the lodge and showed me her plans. I was satisfied; everything made sense, and I wondered why this place felt tailor-made for me. I remembered that after booking my stay, the reservations team sent me a survey asking about my personal preferences, hobbies, interests, and other relevant matters, which they shared with Catu so she could design the trip of my dreams. She succeeded. Awasi´s exceptional hospitality Local cuisine by Mauricio Alvez. Photo: Awasi. After meeting with Catu, I enjoyed a great dinner at the main lodge. The menu, which they change daily, is inspired by the regional cuisines of the three countries that collide on the border: Paraguay, Argentina, and Brazil. They use only local products, such as fish from the Iguazú River, vegetables, fruits, and game from the nearby forest. I must say that I had the most unique and unknown food during my stay, and through it, I learned a lot about the culture and history of the place. Everything is served using the most beautiful tableware, and the dining area is decorated very stylishly. You breathe and see exquisite taste in every corner of the lodge. You breathe and see exquisite taste in every corner of the lodge. Villa exteriors. Photo: Awasi. That evening, I decided to walk back to my villa (there are only fourteen of them to ensure privacy and a quiet stay for their guests). On my way, I realized I was in the middle of the jungle. There were massive trees and vast nature surrounding us, and all you could hear was the sounds and songs of the wildlife that inhabits the Guaraní Community protected reserve where Awasi is located. Once in my villa, I felt at home; the decoration was warm and cozy yet very classy and sophisticated. I had a private jacuzzi on the deck, a comfortable living room with a coffee, tea, and mini-bar station, and a huge bathroom with an indulging tub and bath salts to help myself. I knew it would be hard to leave my room the following day. Villa interiors. Photo: Awasi. Day # 1 – Expedition to Iguazú Falls Catu came to pick me up early in the morning to enjoy what I consider the best experience the lodge offers. Thanks to an exclusive agreement with the Iguazú National Park, Awasi staff and guests can enter the park 30 minutes before official opening hours. This allows a private visit to “Garganta del Diablo,” the most spectacular site to enjoy the majestic waterfalls. We spent the morning doing an 8-kilometer trail along the falls while observing fantastic wildlife. In the afternoon, she had set up a bike ride in a protected area of the park, only accessible to forest rangers and Awasi staff and guests. By the end of that day, I had fully understood that this experience was all about exclusivity, privacy, and customized service at every touch point of the journey with them. Garganta del Diablo. Photo: Awasi. This allows a private visit to “Garganta del Diablo,” the most spectacular site to enjoy the majestic waterfalls. Day # 2 - Expedition to Yacu-í Wildlife at the Reserve. Photo: Awasi. The following day, we went to the Yacu-í Reserve, owned by Awasi, one of the region’s best-preserved jungle areas, where I enjoyed a typical Argentinean BBQ by the river and a relaxing kayak expedition. Down the river, my guide, a candidate for National Park Ranger, showed me many bird species and taught me about other National Parks in Argentina. Kayaking in Yacu-í. Photo: Awasi. Back at the lodge, Agustina, Director of Guest Services, told me about their afternoon academic activities, mostly chats by local people, designed for guests who want to entertain themselves and learn a bit more about the territory. I signed up for a conference on yerba mate, a native herb that is infused and drunk instead of coffee or tea. After that I enjoyed a lovely dinner and tasting of natural and organic Argentinean wines, carefully selected by their Chief Sommelier, Santiago Aladro. Day # 3 - Expedition to Urugua-í Urugua-í Lake. Photo: Awasi. I must confess I had trouble leaving my bed that morning. However, Catu was picking me up at 8 a.m. for our last expedition to the Urugua-í Lake, and I needed to be on time. We drove for about 50 minutes to a vast 800-hectare man-made lake that resulted from the construction of a dam on the river by the same name. Then, we navigated for another hour to a floating deck owned by Awasi, right in front of Isla Palacio, a piece of land of about 200 hectares that was left unflooded and that is banned for visitors to protect the wildlife and the Atlantic Forest ecosystem that remains after the construction of the dam. ¡The site is just spectacular! We had breakfast on the deck, surrounded by the tips of 40-meter centennial trees still visible above water. Later, we did some stand-up paddle boarding by the island. Back at the lodge, I decided to spend the rest of my day in the cozy comfort of my villa, enjoying the amenities and the warmth of the jacuzzi. Floating deck on Urugua-í Lake. Photo: Awasi. ¡The site is just glorious! We had breakfast on the deck, surrounded by the tips of 40-meter centennial trees still visible above water. Departure My return flight was that evening. Catu took me to the airport in Foz de Iguazú, and our farewell was warm and friendly. So, it was with the rest of the staff who called me by my nickname and made me feel like I was traveling with friends. Although I visited Awasi Iguazú alone, I never felt lonely or bored. Happiness and amusement were my constant feelings while there. My next stop will undoubtedly be Awasi Patagonia ( https://awasipatagonia.com/about/).

  • EXPOVINOS 2023

    Bogotá y Medellín, Colombia En esta edición de Expovinos 2023, la cual se llevó a cabo durante el mes de agosto en Bogotá y Medellín, participé como catadora oficial para seleccionar, en catas a ciegas, los mejores vinos de la feria, otorgando medallas de oro y plata. Así mismo, actué como vocera oficial de la feria para comunicar a los distintos medios, todos los detalles de este evento que ya va por su versión número dieciocho.

  • Viaje por la movida en Chapinero Alto, una zona gastronómica al alza

    Estos son siete lugares recomendados de una conocedora, para que empiece a explorarlo. La barra de Mesa Franca, corazón de un sitio con encanto Artículo escrito para El Tiempo, el 28 de mayo de 2023 Puedes leerlo haciendo click en el siguiente enlace. Lee el artículo aquí

  • Gerard Bertrand, vinos franceses que vale la pena explorar

    Narbona, Francia. En Colombia se consume muy poco vino comparado con otros países de la región y de ese poco que bebemos, ínfima es la cantidad de vino francés. La razón no es clara para nadie; unos dicen que es porque da miedo pronunciar los nombres en ese idioma, otros opinan que las etiquetas son muy difíciles de entender, algunos consideran que son muy caros y hay quienes aseguran que si son de buen precio es porque son malos. Yo me inclino a pensar que es porque el paladar colombiano se desarrolló bebiendo vinos clásicos españoles -muy amaderados-, así como del cono sur -golosos y sobre madurados-, y que han sido muy pocos los importadores que se han atrevido a desarrollar mercado para otras categorías. Por el clima y el tipo de suelo, los vinos de Francia tienen un perfil muy diferente a ese con el que “crecimos” y quizás por esto no despega su consumo en nuestro país. Foto: Vino naranja Villa Soleilla, de Gerard Bertrand. El estilo francés A diferencia de las elevadas concentraciones de los Ribera del Duero, la sobre maduración de los californianos o del exceso de alcohol de los argentinos, los vinos de Francia son más mesurados. Las notas frutales son menos marcadas, la mineralidad es más alta, el uso de la madera es más sutil y la acidez es la columna vertebral de un vino de calidad. Son vinos más dóciles y fáciles de beber, cualidad fundamental para quienes, como yo, empezamos a “sufrir” a partir de la segunda copa de tinto. Haber vuelto la mirada hacia Francia, gracias un par de viajes que he hecho en lo que va corrido de este año, me devolvió la alegría de volver a disfrutar del vino sin temor al malestar que me estaba provocando. Mi primera visita a Francia este año la dediqué a catar vinos principalmente de Burdeos y Borgoña, en los que encontré mucho carácter y gran sedosidad, respectivamente. En la segunda, me volé para el sur del país, a una región no tan famosa como las anteriores, pero que resultó ser la razón por la cual mi estómago se pudo reconciliar del todo con la bebida de Baco: el Languedoc-Rousillon. Una región que abraza el mediterráneo de punta a punta y que produce unos vinos tan amables como las brisas tramontanas que enfrían sus viñedos en las noches. Foto: Viña biodinámica. ¿Quién es Gerard Bertrand? No es un secreto para nadie que hasta finales del siglo pasado, el Languedoc-Rousillon no se destacaba mucho por sus vinos. La razón era justamente que no llegaban al nivel de concentración que se obtenía en otras zonas como Burdeos y la mayoría de sus productores estaban dedicados a hacer vinos dulces o de volumen que mezclaban con otros más concentrados que traían de Argelia (práctica que por supuesto ya no está autorizada por el consejo regulador de la región). Foto: Gerard Bertrand. Sin embargo, algunos vinateros locales tenían una visión más esperanzadora para los vinos de la región, como era el caso de Georges Bertrand, quien ya empezaba a experimentar con distintas técnicas de vinificación para mejorar la calidad de sus vinos. Lamentablemente, en 1982 un infortunado accidente de tránsito le quitó la vida y su hijo Gerard, quien para ese entonces tenía 22 años y estaba dedicado casi de lleno al rugby profesional, se puso al frente del negocio para continuar con el sueño de su padre. Treinta y seis años más tarde se puede decir que lo logró y con creces. El grupo Gerard Bertrand es hoy en día uno de los más relevantes productores del sur de Francia con diecisiete viñas propias, un resort de lujo en las afueras de Narbona y un extenso portafolio de vinos que le permite conquistar a cualquier perfil de consumidor a nivel mundial. No en vano, fue nombrado “Rey del vino del sur de Francia” por la revista Wine Spectator en su edición del mes pasado. ¿Por qué son tan especiales los vinos de Gerard Bertrand? Es un tema de la tierra y de la manera como que se cultiva. En el año 2002, con el ánimo de mejorar la calidad de sus vinos, el enólogo y empresario decidió explorar la agricultura biodinámica, implementándola en su viñedo Cigalus. Los resultados fueron tal y como lo prometían los promotores de esta manera de cultivo en la que se retorna a las prácticas ancestrales, aquellas anteriores a la aparición de agricultura industrial, y por medio de la cual se sana, repara y recupera la expresión natural del suelo, aportando tipicidad y fuerza a los frutos que se producen. Con la agricultura biodinámica, Gerard Bertrand logró desarrollar una nueva generación de vinos con gran expresividad y complejidad; algo que se podría haber perdido después de décadas de agricultura industrial intensiva. Después de la reconversión de Cigalus vino la de los demás viñedos, los cuales hoy en día están siendo cultivados en su totalidad, de esta manera. De hecho, gran parte de su portafolio ya cuenta con la certificación de agricultura biodinámica Demeter, famosa por su rigurosidad a la hora de otorgar el sello. Foto: Cigalus blanco, biodinámico y sello DEMETER. Foto: Sala de barricas Clos de Ora. El estilo de Languedoc-Roussillon Lo que encontré en mi exploración por los viñedos del Languedoc-Rousillon fue una gran paleta de expresiones, siendo el equilibrio el común denominador de todos los vinos que caté. En cuanto a los blancos, puedo decir que son muy frescos con matices a frutas blancas y una presente salinidad; dependiendo de la elaboración muestran notas sutiles de la madera y de la tipicidad de cada cepa. Los tintos por su parte, son frescos y de cuerpo mediano a intenso, donde predominan las notas a frutas negras y rojas, con algo de especies. Los vinos son largos y los taninos agradables y sedosos. En general, son vinos frescos y de gran elegancia en boca con colores vivos e intensos. El uso de la madera es muy prudente, tal y como se aprecia en Clos de Ora, la etiqueta más emblemática de Gerard Bertrand con 93 puntos según Wine Spectator, que pasa doce meses en roble, pero que en boca se siente como la más delicada dama. Foto: Viñedo Clos de Ora. Foto: Tanques de fermentación Clos du Temple. Clos du Temple, un Grand Cru de vinos rosados Y si bien los tintos y blancos son de increíble calidad y expresión es imposible no resaltar el enorme capital de vinos rosados que ofrece el sur de Francia. De hecho, uno de los vinos más famosos del Languedoc-Rousillon es el Crémant de Limoux, un espumoso método tradicional que le compite fuertemente a los mejores cavas y champagne. Teniendo esto muy presente, Gerard Bertrand le dio vida a Clos du Temple su más relevante etiqueta después de Clos de Ora, a la cual le compró un viñedo y le construyó una bodega, para su exclusiva elaboración. El vino, del cual se producen muy pocas botellas al año, es elaborado a partir de vides de más sesenta años, cultivadas 100% de manera biodinámica. Se fermenta en unos inusuales tanques que acero en forma piramidal y luego se deja reposar sobre sus lías durante seis meses en barricas de roble francés. El resultado es un vino suntuoso de un color entre rosado y dorado muy pálido y un delicado aroma frutal con algo de pastelería y vainilla por la crianza sobre lías y la breve crianza en roble. En boca es pleno y redondo con un peso significativo que le permite acompañar platos tan complejos como colas de langosta a la parrilla. Definitivamente, la joya de la corona. Foto: Vino Clos du Temple. ¿Cómo llegar al Languedoc- Rousillon? Desde Bogotá, volar a Barcelona, España o Tolousse, Francia. De ahí, tomar un carro hasta la ciudad de Narbona y preferiblemente hospedarse en Chateau L´Hospitalet, propiedad de Gerard Bertrand para poder vivir una experiencia totalmente concentrada en el vino y en la buena vida del mediterráneo. Para mayor información visite en Instagram: @gerardbertrandofficial y @chateaulhospitalet .

  • Chateau Capitoul y sus villas de lujo en el Mediterráneo francés

    Foto: El Chateau Capitoul Fotos: Fachada de las villas del resort. Narbona, Francia. El mediterráneo francés pude ser uno de los lugares más mágicos del planeta. El clima, la manera como pega el sol, la luminosidad y los colores son algunos de los factores que hacen que los sentidos estén un poco más exaltados en este punto del planeta. El cielo, de un azul intenso gracias a los vientos tramontanos que alejan las nubes, combina perfectamente con los tonos de su arquitectura: grises, hueso, arenas; y de su vegetación: viñas de hojas verde encendido. Cuando se deja ir lejos la mirada, toda la armonía de su puesta en escena, remata contra la gran laguna mediterránea que kilómetros más adentro, se funde con el mar. Foto: Restaurante, sede y spa. Así es el interior de las villas Estuve allá a comienzos de mes, con la gran fortuna de hospedarme en uno de los lugares más exclusivos de la zona, el hotel-castillo con spa, restaurante y viñedos, Chateau Capitoul, como ellos mismos lo definen. Queda a unos pocos minutos en carro desde Narbona, una de las principales de ciudades de la región del Languedoc-Rousillon y a cinco kilómetros de la costa; de hecho, se puede ir desde el hotel hasta el borde del agua, trotando o en bicicleta. Para quedarse está la posibilidad de reservar una habitación dentro del castillo con servicio completo de hotel o, si el grupo es más numeroso, de rentar una villa de dos o tres habitaciones según la necesidad. Estás pequeñas casas están dotadas en su totalidad con lencería, cocina, vajilla, electrodomésticos, asador y una espectacular piscina y todo el mobiliario es de la más fina factura y exquisito gusto. Una piscina privada en cada villa Foto: El salar de Gruissan En cuanto a gastronomía, hay dentro del hotel un restaurante muy bueno, Asador, en el que atienden para los tres servicios. El buffet de desayuno es increíblemente generoso con toda suerte de panes, charcutería, lácteos y frutas frescas y en conserva, todo en un estilo muy artesano y de la campiña. Se come delicioso ahí. Ahora, si la idea es salir, a pocos kilómetros queda la localidad de Gruissan, en la que hay una gran variedad de muy buenos restaurantes de comida de mar como Mamaouchi al borde del agua y, La Cambuse du Saunie, justo en frente al bellísimo Salar de Gruissan. Por lo demás, en el Chateau alquilan bicicletas de montaña para pasear por la zona y, aparte de los servicios del Spa, hay diariamente la posibilidad de reservar catas de vinos y visitas guiadas a los viñedos y la bodega del Chateau. Imposible aburrirse. La vista desde el restaurante Mamaouchi Para más información acerca de Chateau Capitoul, visite en Instagram: @chateaucapitoul . Para los restaurantes visite: @mamamouchigruissan y @lesalindegruissan .

  • Chateau L’Hospitalet un resort de lujo dedicado a la música, el arte y el vino francés

    Foto: Chateau L´Hospitalet. Narbona, Francia. Chateau L’Hospitalet es un suntuoso resort de vino ubicado a las afueras de Narbonne, al sur de Francia, propiedad del bodeguero francés Gerard Bertrand. Más que un hotel, es un centro de entretenimiento de lujo dedicado al vino, la gastronomía, el arte y el jazz. Foto: Baño y tina en la Junior Suite. Tuve la fortuna de visitarlo hace una semana en el marco del festival de vinos “SomArt”, que organiza una vez al año este magnate de la bebida de Baco. Las opciones de hospedaje incluyen habitaciones en lo que ellos llaman “el castillo” o edifico principal de la propiedad, así como lujosas suites en Villa Soleilla, una casa aparte, ubicada en una de las colinas del viñedo, con piscina privada y una vista privilegiada. Yo me quedé en el castillo, en una confortable y muy bien decorada Junior Suite de la cual resalto el detalle de una generosa tina instalada en la mitad de un baño enorme del cual no daban ganas de salir, así como una mesita ubicada en el patio exterior, en la cual me senté a leer el último número de la revista Wine Spectator que me habían dejado como obsequio. Foto: Edificio de habitaciones "El castillo". Así son las tardes en L'Hospitalet Foto: Club de playa. Dentro de las actividades que más disfruté durante mi estadía en L’Hospitalet, imposible olvidar la tarde de jazz en vivo, al son del vino naranja que producen ahí mismo, el cual nos dieron a degustar en perfecta armonía con ostras frescas y otros pasabocas típicos de la gastronomía de la zona; o, la deliciosa tarde de sábado que pasamos comiendo, tomando vino y asoleándonos en el club de playa ubicado a pocos minutos en carro desde el hotel. Así se vive el club de playa L'Hospitalet Bar de Jazz Chateau L’Hospitalet es un destino al que vale la pena visitar por varios días con el fin de poder disfrutar en pleno de todas las amenidades que ofrece. Desde relajantes tratamientos en su aclamado spa, hasta catas de vino, recorridos por los viñedos, exposiciones de arte e inclusive “shopping” en su gran boutique de vinos y otras tiendas pequeñas de artesanía local, este es un lugar en el que no hay riesgo de aburrirse. Además, es muy recomendable darse el gusto de cenar en cada uno de sus tres restaurantes: Chez Paule, The Art of Living o Moon Room y de ir a tomar una copa en el bar de jazz en el que siempre hay una cerveza helada, además de amables mixólogos para conversar y una muy bien curada “playlist” de jazz para disfrutar. Foto: Restaurante Chez Paul Para más información, visite en Instragram: @chateaulhospitalet , en donde podrá encontrar también toda la información acerca del evento más importante que sucede en la propiedad, el Festival de Jazz de L´Hospitalet, del 16 al 21 de julio y que este año está celebrando veinte años desde su primera versión en el verano de 2003. El cumpleaños será por lo alto y contará con la presentación de artistas de la talla de Ibrahim Maalouf, Niel Rodgers y Yuri Buenaventura, entre otros.

  • Destilería Desquite

    San Francisco, Cundinamarca / Aguardiente Desquite artesanal En la Hacienda La Carlina en San Francisco, Cundinamarca, funciona la primera destilería independiente de Colombia. Sus fundadores, acogiéndose a los beneficios anti-monopolio que introdujo la Ley 2005 de 2019, más conocida como la ley de la panela, plantaron unas cuantas hectáreas en caña de azúcar con certificación orgánica, montaron un alambique de cobre de destilación artesanal y arrancaron con la producción de un aguardiente premium hecho con anís natural y sin azuzar añadido. Son dos versiones, Desquite Artesanal y Desquite Tradición, el primero con 28 grados de alcohol y el segundo con 38. Adicionalmente, lanzaron hace muy poco un ron blanco llamado Amuleto, el cual ostenta sin temor a equivocarse el título del primer ron 100% hecho en Colombia, toda vez que, desde el cultivo de la caña, su prensa, fermentación y destilación, hasta el añejamiento y el embotellado, todo sucede dentro del territorio nacional. Ron Amuleto En cuanto calidad, puedo regarme en prosa para decirles lo especiales que son estos productos. Sin embargo, creo que la medalla de plata que se acaba de ganar Ron Amuleto en el London Spirits Competition 2023, y la que también se ganó Aguardiente Desquite Tradición, en el San Francisco World Spirits Competition 2023, son el mejor referente de la elegancia y calidad de estos dos destilados. Sala de barricas En la foto aparecen la mesa de catas en donde se pueden ir a degustar los productos con cita previa y al fondo, la sala de barricas en la que se añeja Ron Amuleto. Para más información visite en Instagram: @desquiteaguardiente y @ronamuleto .

  • Restaurante Nueve

    Foto: Secreto de cerdo y puré de plátano. Bogotá, Colombia. Pedro Escobar, chef, sommelier y propietario de Nueve, fue mi profesor de geografía vitivinícola de España durante mi carrera de sommelier. Desde entonces han pasado unos quince años, durante los cuales he tenido la fortuna de mantenerme en contacto él, de compartir un viaje de vinos por los viñedos de California y de visitar y ser testigo de la evolución de su restaurante, el cual es hoy en día referente de la alta gastronomía del país. Nueve empezó con una mesa de doce puestos y una cocina diminuta en la que Pedro preparaba alucinantes tapas o bocados para maridar con la que puede ser, aún hoy en día, la más extensa de carta de vinos, todos por copa, en Bogotá. Los años pasaron, el número de puestos fue creciendo y aunque algunos equipos de cocina obsoletos han sido reemplazados por unos mega tecnológicos, el tamaño de la cocina, el concepto y la calidad, se han mantenido igual. Foto: Arepa de tela y gamba al carbón. Yo prefiero sentarme en la mesa original al fondo del local, desde la cual puedo ver a los cocineros haciendo su magia y además, sin parame de la silla, decidir qué vino me voy a tomar. Y eso fue justo lo que hice el viernes pasado: me senté en la punta de la mesa de doce puestos y con cada uno de los platos que nos mandó Pedro (que siempre está en Nueve pendiente de su servicio), escogí el vino para acompañarlos. Los crudos y platos de mar los disfrutamos con un Txacoli, vino blanco del País Vasco y con un montilla moriles, también blanco del sur de España. Para los platos de tierra nos inclinamos por un inusual tempranillo de la denominación de origen Toro, en España, bastante sutil para el común de los vinos de esta región. Para cerrar, Pedro nos obsequió una copita de Jerez Oloroso que cerró con broche de oro la maravillosa experiencia. Foto: Crudo de corvina. Foto: Alitas de pollo asado. Ir a Nueve es una fantasía, de verdad que no hay detalle que no esté pensado para agradar. La casa es hermosa y si llega antes de la hora de su reserva, se puede refrescar con un cóctel de “alta gastronomía”, en la belleza de bar que hay a la entrada: el famoso Ocho y Cuarto, también propiedad de Pedro). Para mayor información y reservas visite en Instagram: @nueve_rest .

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  • Sommelier Profesional Escuela Argentina de Sommeliers

  • Sommelier Profesional Escuela de Hostelería de Barcelona

  • Anne-Marie Chabbert Champagne Master Class, Paris Francia

  • Travel and Leisure Meredith Voices Member, EEUU

  • Catena Wines Master en Malbec de Altura, Mendoza, Argentina

  • Macallan Distill Your World New York, NY

  • Diploma Aula de Marqués de Riscal, Rioja, España  

  • Invitado especial Gerard Bertrand SomArt Festival, Narbona, Francia

  • Avianca Airlines Wine Advisor

  • Catador Oficial, Expovinos Colombia

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