Cartagena, Colombia. Lo tenía pendiente y no había logrado hacerme a una mesa. No hay muchas. La narrativa sobre el lugar, la comida y los cocineros es atractiva. Productos y platos del Caribe interpretados en un laboratorio culinario.
Lo que probé me gustó. El mejor sabor de cada plato surge al revolver. Es en la mesa y no en la cocina que terminan las preparaciones. Es comida rica de ingredientes simples. Ni sirven lo consabido, ni tampoco algo estrambótico. Hay estudio y consistencia en la manera de cocinar. Pero no diría que es comida memorable.
El lugar es austero e intenta ser franco; concentrar al cliente en la comida. Pero casi todo distrae. El Caribe, discreto y sutil en las preparaciones, se entromete burdamente en las formas y colores de un espacio reducido y mal climatizado. La vajilla es bien fea y afea preparaciones que merecerían presentarse mejor. Y la música llega pobre, como en monofónico, desde un rincón del lugar.
Celele es un restaurante bueno, pero no como lo pintan. Merece ser visitado, aunque no sé si frecuentado. Yo no lo haré. Aunque si me invitan con gusto voy. Ofrecería en ese caso y por consideración compartir la cuenta.
Acerca del autor
Ernesto Borda es fundador y CEO de Trust, una compañía de consultoría en gestión estratégica de riesgos, líder en Colombia y Latinoamérica. Además, es capitán de velero, serio coleccionista de vinos y cocinero casi profesional. Almuerza y cena en restaurantes todos los días -en Bogotá o cualquier otra de ciudad del mundo-, menos los fines de semana, los cuales destina a la elaboración de exigentes preparaciones con las que deleita a su más íntimo grupo de afortunados amigos, en su guarida a las afueras de Bogotá.
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