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  • Restaurante Maido, mi experiencia en el restaurante número cinco del mundo

    Mollejas de corazón. Lima, Perú. Hace un par de semanas, no solo tuve la dicha de visitar el restaurante Maido en Lima, sino que además fui tan afortunada de departir con Mitsuharu “Micha” Tsumura, su chef y propietario, durante mi estadía en esta tremenda ciudad. Una circunstancia muy afortunada ya que conocer a las personas que hay detrás de los grandes productos, como es este restaurante, hace toda la diferencia. No solo logra uno entender con mayor claridad lo que su creador quiere expresar con cada detalle y cada plato sino que además, es posible establecer un vínculo más humano y emocional que inevitablemente realza la experiencia que se vive en la mesa. Algo así como lo que sucede cuando se conoce al autor de una obra de arte... Yo ya había probado la comida de Micha en un evento en el restaurante El Chato en Bogotá (@ elchato_rest ) y la verdad es que quedé aterrada; con cada bocado me preguntaba, ¿cómo es que logra sacar tanto sabor a los ingredientes? Días más tarde, sentada con él en la mesa de Maido, lo entendí todo: Micha, antes que chef, es un científico loco. Conversaba acerca de un Moshi (postre típico japonés hecho a base de harina de arroz) cuando logré percibir la manera como resuelve el reto creativo a punta de un profundo conocimiento de la técnica, no solo de la cocina moderna sino también de la ancestral. Hace un inventario mental de métodos, identifica cuellos de botella, los soluciona haciendo ajustes por aquí y por allá y ¡listo! Se emociona con el problema resuelto en la mente y en cuanto puede se va para la cocina, o mejor, su laboratorio, y ejecuta. Micha no conoce el miedo y su estado mental es el de la abundancia cósmica El techo de Maido. Micha no conoce el miedo y su estado mental es el de la abundancia cósmica. Crea, disfruta, ríe, es generoso y pone el cuidado en lo que es realmente relevante. El resultado, una cocina mega atrevida que se mueve entre el minimalismo de un atún fresco sellado a la piedra y un elaborado guiso de días enteros de manitas de cerdo y estómago de vaca. Su menú de degustación consta de once pasos por los cuales se recorre un sinfín de veces la ruta entre la costa de Lima y el corazón de Japón y aunque que cada plato es bien diferente del otro, todos están unidos por ese hilo invisible -pero totalmente perceptible - que es la cultura Nikkei. Micha en acción - Atún fresco sellado a la piedra Para acompañar tanta maravilla, su sommelier, la talentosa argentina Florencia Rey, pone sobre la mesa un maridaje de vinos exóticos y bien curados, principalmente del cono sur, así como también una alucinante propuesta de bebidas sin alcohol por la que desfilan cervezas, kombuchas, extractos, vinos sin alcohol (hechos por ellos en Maido) y los mejores tés traídos de Japón. El maridaje sin alcohol de Florencia Rey Postres - Los recuerdos de la infancia. En cuanto al ambiente, puedo decir que es auténtico y minimalista con una decoración que consta de tan solo una colección de espejos cubriendo los muros y unas gruesas sogas de barco que cuelgan del techo, dándole al lugar el más preciso entorno para que el comensal se pueda concentrar en lo que es lo más relevante de Maido: el arte de su mesa. Por todo esto y lo que no alcancé a contar aquí, no puedo estar más de acuerdo con los jueces de los "50 Best" en darle a Maido el puesto que tiene. Sin embargo, no me voy a sorprender cuando lo vea avanzando en los premios del próximo año. El restaurante de Micha se ganó mi plena admiración y será de ahora en adelante no solo una vista obligada para mí en Lima, sino un gran motivo para volver a Perú. ¡Gracias Micha por tu generosidad! Para mayor información y reservas visite: www.maido.pe o @ mitsuharu_maido en Instagram. Acerca del autor: Me dedico a comunicar experiencias destacables en el delicioso mundo del estilo de vida y la gastronomía. Escribo de vinos y restaurantes y soy sommelier profesional. www.michellemorales.co /@mikkisan1.

  • Apuntes de servilleta de Ernesto Borda Medina - "Los chivos no comen corozo"

    Riohacha es una ciudad caótica, bulliciosa, saturada de motocicletas y de ventas callejeras. Aunque luce derruida, prefiero interpretar que más bien está sin terminar de construir. Constituye un punto de encuentro de diversas etnias y migrantes, al igual que de colonos, atraídos durante décadas por ilusorias bonanzas económicas. Es la capital de la extensa y agreste Guajira, nuestra península del Caribe Colombiano. Mantequilla Riohacha es una potencia multicultural. Eso se siente en la energía de sus calles y se presiente en lo que sirven en sus restaurantes. Y digo se presiente, pues aunque en estos casi todo sabe rico y suele estar bien elaborado, poco revela de los verdaderos tesoros culinarios, que se esconden aún adentro de las casas. Tesoros en riesgo de perderse para siempre, en la frágil memoria inter generacional y la poca conciencia de su inestimable valor.   En las preparaciones de La Guajira hay mar, aire y tierra; hay animales y vegetales poco comunes y aliños y nueces excepcionales -que son la base de sus fondos y sus salsas únicas-. Todo se complementa con leña y humo, que entregan su especial sabor. Casi todos son productos ricos de suelos pobres. Aclaro sí que no quiero decir que todo me gusta. Definitivamente hay cosas que no.   Vale decir que, algo extraviados, hay saberes tradicionales y también conocimientos y costumbres culinarias extranjeras, en especial árabes y europeas, pero no por ello extrañas. Visité hace unos días Mantequilla. Un restaurante de ingredientes guajiros y preparaciones de autor. José Luis Cotes, o mejor dicho Jose Mantequilla, lleva en sus venas la cultura ancestral y tiene argumentos y técnica para cada cosa que sirve. Como en los vallenatos, presentados en la mesa sus platos se acompañan de leyendas. Y hay algo más de fondo: este cocinero enseña y aprende de la interacción con su propio pueblo, como queda expuesto en el documental que lleva el nombre de esta nota.   Probé un poco de todo. De sal y de dulce. Concluí que, del profundo desorden y olvido en el que se ha mantenido La Guajira, comienza a emerger un barril de perlas en materia culinaria, que aunque oculto, siempre ha estado ahí, esperando cocineros como Mantequilla, dispuestos a recuperarlo y compartirlo local y globalmente. Pero además, como todo tesoro, a la espera de más aventureros ávidos de descubrirlo y disfrutarlo.   Celebré, también, observar ahí frente al mar de “Perla Negra”, lo que ya parece una tendencia nacional: el rescate de la rica cocina colombiana y, con ella, de la dignidad de miles de personas que al cocinar salvaguardan su identidad y logran su reconocimiento. Regresaré a Riohacha, y lo haré varias veces. Pero no me sorprenderá si su comida viaja y llega pronto a nuestras ciudades.   Cartagena, 1 de octubre de 2024 Acerca del autor Ernesto Borda es fundador y CEO de Trust , una compañía de consultoría en gestión estratégica de riesgos, líder en Colombia y Latinoamérica. Además, es capitán de velero, serio coleccionista de vinos y cocinero casi profesional. Almuerza y cena en restaurantes todos los días -en Bogotá o cualquier otra de ciudad del mundo-, menos los fines de semana, los cuales destina a la elaboración de exigentes preparaciones con las que deleita a su más íntimo grupo de afortunados amigos, en su guarida a las afueras de Bogotá.

  • Restaurante Ajualá

    Santo Domingo, República Dominicana.  Estaba yo cualquier día en un viñedo en Narbona al sur de Francia, prestando atención al enólogo de la bodega Gerard Bertrand que nos estaba dando una charla acerca de agricultura biodinámica, cuando de repente oigo un “Micheeeelleeeee”. Me dije inmediatamente, ¿quién me podrá estar llamado en este lugar tan recóndito de la tierra? Pues era nada más ni nada menos que Thomas Sartori , un colega sommelier italiano, radicado en República Dominicana con quien habíamos viajado al Aula de Marqués de Riscal en España. La sorpresa fue gratísima y de inmediato intercambiamos contactos. En ese momento yo no sabía que me mudaría a República Dominicana y que en un par de meses nos reencontraríamos acá. El salón principal de Ajualá La ocasión para el reencuentro no pudo ser mejor, Thomas me invitó a la celebración del más reciente reconocimiento que en cuanto a su carta de vinos había recibido Ajualá , el restaurante del cual es director de vinos. Resulta que después de haber sido premiados durante varios años consecutivos y en diferentes categorías por las publicaciones de vino más relevantes del planeta, Ajualá obtuvo el galardón a la mejor lista de vinos de Latinoamérica y el Caribe en países no productores, de acuerdo con The World of Fine Wine . Un reconocimiento brutal teniendo cuenta que su propuesta de vinos superó no solo a la de todos los restaurantes de este país, hoteles de lujo y restaurantes de alta gastronomía incluidos, si no también a la de otras potentes capitales gastronómicas – no productoras de vino - de la región, como Bogotá, Panamá y Guatemala. Una de las cavas de Ajualá La celebración fue maravillosa y aunque bebimos vinos magníficos y probamos algo de la cocina del lugar, era imperativo regresar al otro día para hacer el menú de degustación completo y vivir la experiencia que Pamela Perez  (gerente), Saverio Stassi  (chef y fundador) y Thomás, están poniendo sobre la mesa. ¿Que qué tal estuvo? Excepcional. Difícilmente hay otro restaurante de este nivel en el país. No solo por el producto sino por la calidad humana. Además de comer y beber delicioso-en un lugar que por su arquitectura y decoración es muy bello-, tener el placer de conocer a este trio de maravillosos seres humanos, alimenta el alma. Y es que a estas alturas del paseo, ya todo sabemos que en los restaurantes no solo se le da de comer al cuerpo. Los pasos del menú de degustación De izquierda a derecha y de arriba a abajo: 1. Ojos de carité (crudo). 2. Mero al moho verde. 3. Agnolotti de codornices de campo. 4. Postre del día, chocolate amargo y banana. Los vinos que acompañaron De izquierda a derecha y de arriba a abajo: 1. Champagne Nicolas Feuillatte Terroir Premier Cru. 2. Vie di Romans Sauvignon Blanc, Fiuli. 3. Contrada R Nerello Mascalese, Sicilia. 4. Oremus Tres puttonyos, Tokaj . Todo lo que probé ese día, así como la manera en que me lo llevaron a la mesa me hizo pensar que en Ajualá sirven compromiso y lo acompañan con generosidad y amor de patria. Y es que si en otros países de Latinoamérica ya no suena raro que en un restaurante se cocine mayoritariamente con producto local y se sirvan platos autóctonos con técnicas modernas, en República Dominicana es rarísimo. Acá todavía reina la cocina internacional, la apuesta segura, y de no ser por iniciativas como la de Saverio, poco a poco se irían olvidando las raíces de una cultura tan rica y diversa como es la norma en estas tierras del nuevo mundo. Saverio, Pamela y Thomas Lo mejor de todo es que las buenas intenciones no se limitan a su restaurante. Los esfuerzos por promover el producto local son llevados hasta el campo, donde trabajan directamente de la mano con cultivadoras en diferentes regiones del país a las que se les ha donado no solo recursos sino capacitación y materias primas para que mejoren sus cosechas y puedan ser proveedoras activas de una industria que representa el mayor rubro del producto interno bruto del país: el turismo. Visité a una de ellas, la Señora Severa Rodríguez, en la provincia de La Altagracia y puedo dar fe de lo que les cuento. Ella, al igual que otras cultivadoras de la zona, son proveedoras de hortalizas para varios hoteles y restaurantes en Bávaro y Punta Cana. Saverio y el tablero de los chefs invitados Algo muy especial para destacar de la cocina de Saverio: un laboratorio especial para la elaboración de pastas frescas a cargo de su mamá, Diana Stassi, quien bordeando los 7o años de edad se matriculó en Cast Alimenti , la escuela de gastronomia de mayor reconocimiento en Italia, para graduarse como experta "pastaia". Otra cosa que me llamó la atención es la agenda de chefs invitados. Por sus fogones han pasado personajes de la talla de Micha Tsumura de Maido en Lima; Álvaro Clavijo de El Chato en Colombia, Gerardo Vázquez de Nico´s en México y Thomas Troisgros de Oseille en Brasil, entre otros tantos. La lista de invitados para el 2025 ya está en proceso y por lo que me contaron, la verdad es que promete. En cuanto a la cava de Thomas : el fino detalle que podría ir a almorzar y cenar todos los días del año a Ajualá y me podría tomar un vino diferente cada vez. ¡Ah! Y si no quiero toda la botella, me lo sirven también por copa. ¡Qué maravilla! Lugares como Ajualá son los que están haciendo que Santo Domingo se convierta más pronto que tarde en la capital gastronómica más “cool” de Latinoamérica. No en vano, República Dominicana fue incluido este año en la lista de los Latin America's 50 Best Restaurants . ¡En hora buen me vine a vivir acá!   Para más información y reservas visite @ajualard .

  • Osteria Giorgetta, un lugar para sentirse en casa

    Las Canas, Rep ública Dominicana . En el corazón de la zona comercial de ciudad Las Canas existe un oasis. Se trata de la Trattoria Giorgetta, un hermoso local que llama la atención por su fachada roja y una decoración maravillosa en su interior. De los mismos creadores de Barbudo en la Marina, Giorgetta es el típico restaurante de barrio: casual y acogedor que sirve comida que reconforta y alimenta. Algo así como ir a comer a casa de la abuela. La gastronomía es 100% italiana con un amplio menú que ofrece una generosa selección de aperitivos, primi piatti , secondi piatti y dolce , tal y como manda la mesa tradicional de este país.  Para comenzar, son muy recomendados los arancini -al pesto o de hongos porcini- o la berenjena a la Parmigiana. Como primeros platos, la propuesta de pasta y rissoto es seria: más de 25 opciones para satisfacer todos los gustos. Para el segundo, hay delicias como un clásico osobuco de carne jugosa que se corta con cuchara, un pollo picata, fiel a la receta original e inclusive, una hamburguesa al estilo toscano. Y si a pesar de esta tentadora oferta aún hay espacio para más antojos, Giorgetta tiene también una sección de pizzas que se distinguen por sus inusuales toppings, como la de burrata y miel trufada o la de pesto y jalapeños.  En cuanto a las bebidas, la carta de vinos es completa y accesible con botellas que van desde los $1,200 pesos en adelante. También ofrecen cocteles clásicos con un toque de la casa, como el Negroni Ahumado y otros que están perfectos para amenizar una tarde de picaderas y tragos con amigos. Definitivamente, una gran alternativa en Cap Cana.  Para más información y reservas visite en Instagram @osteria_giorgetta .

  • Un verano en Colorado

    Edwards, Colorado.  Mucho más famoso por ser un destino de invierno, el verano en Colorado, más precisamente en el Valle de Vail, ha sido injustamente ignorado por viajeros no tan conocedores del oeste norteamericano. Al menos eso fue lo que me pasó a mí. Yo jamás hubiera pensado en ir en verano a un lugar que es famoso por el esquí, la nieve, las chimeneas y el chocolate caliente. Por fortuna mía y para no irme de este mundo sin haber conocido semejante paraíso, un amigo que vive allá -parcialmente- desde hace varios años, nos habló de este lugar y nos invitó a pasar una semana con él en su casa. Acá les cuento cómo fue esa maravilla de paseo para que se antojen y hagan planes. Cómo llegar Desde cualquier lugar del mundo buscar vuelos a Denver o a Eagle, en Colorado. El primero está a dos horas en carro a Vail, la población más grande de la zona y donde están la mayoría de hoteles y planes turísticos. El segundo, está a menos de una hora.  The Westin Dónde hospedarse A lo largo del Valle sobre la vía I-70 (autopista interestatal), entre las poblaciones de Eagle y Vail, están todas las cadenas de hoteles que se pueda imaginar: Ritz Carlton, Four Seasons, Sheraton o Marriot, todas en sus versiones “StreamSide” es decir mirando hacia el rio Eagle. La arquitectura es la típica de alta montaña con edificaciones sobre cuyas fachadas sobresalen vigas de madera en forma de equis y techos en forma triangular. Inevitable transportarse a los Alpes suizos. Nosotros fuimos a cenar una noche a The Westin que queda en Avon, el siguiente pueblito después de Vail, y la verdad, creo que es una de las mejores opciones para hospedarse. The Westin es una cadena que sin ser de lujo ofrece un servicio de alto nivel, a tarifas pagables por los que ganamos en pesos. El restaurante es delicioso y tiene una terraza que mira al rio y a la montaña del frente, la cual me pareció de morir. Ahora, si lo suyo no son los hoteles, hay también una vasta oferta de apartamentos y casas para alquilar por días o temporadas. Están todos en Expedia, Booking y RBNB (busque “casas en Vail, Colorado”). Mapa de la zona Planes para hacer Vail Pass Vail Pass: se trata de una ruta de 16 kilómetros de larga, exclusiva para bicicletas -y atletas- las cuales se pueden alquilar en Lionshead Village, un pueblito con centro comercial, el cual es si un plan, ya que está lleno de tienditas maravillosas y deliciosos restaurantes.   Caminatas: en verano, casi todas las pistas de esquí están abiertas para hacerlas caminando, solo basta con ponerse las botas y escoger por cuál quiere subir. Es posible conseguir guías para hacer las diferentes rutas y de lo que pude ver, los más famosos son Colorado Adventure Guides . Con ellos, aparte de caminatas se pueden contratar paseos para escalar o hacer kayak, rafting y paddle board.   Dillon Reservoir: un embalse con una superficie de 13,8 kilómetros cuadrados al que se puede ir a acampar, pescar, navegar, recorrer en bici o simplemente contemplar. Queda en Frisco, entre Denver y Vail. Puro plan de camping al lado del agua. ¡Mágico! Shopping: en Silverthorne, población cerca de Frisco, hay un centro comercial al aire libre, en el que hay “outlets” de Columbia, William Sonoma, Banana Republic, Calvin Klein y Polo Ralph Lauren, entre otra cantidad de marcas muy reconocidas y comerciales. Adicionalmente, en Frisco, hay unas tiendas de muebles y decoración increíbles que surten a los felices propietarios de casas de recreo a lo largo de todo el valle. Si vive en EEUU, ellos le manden las compras a su casa.  Paseo de río en neumático o “river tubing” como lo llaman allá: el mejor está sin duda en Steamboat Springs una población un poco retirada el Vail Valley pero que vale toda la pena del mundo visitar -dos horas en carro por una carretera alucinante. Queda en el valle del rio Yampa que es justo por el que se navega en neumáticos. Un paseo hermoso, relajante, rico en fauna y flora y maravillosa vista. Después del paseo el premio es ir a almorzar y tomar cerveza en Ice House , un sitio de BBQ sureño que está fenomenal.  Visitar un dispensario: el consumo de marijuana recreacional es permitido en el estado de Colorado desde el 2012 por lo que el tema está muy bien organizado con dispensarios legales ubicados en cada eje comercial de la zona. En estos lugares se pueden comprar productos a base de THC y CBD que van desde vapeadores y cigarrillos armados, hasta cremas para la cara y jabones para el cuerpo. Tenga en cuenta que está solo permitido el ingreso a ciudadanos norteamericanos que puedan presentar una identificación válida para este país.   Dónde comer Aunque cocinamos bastante en la casa, tuvimos oportunidad de visitar unos cuantos restaurantes que me parecieron muy auténticos y que ayudan a conectar con la experiencia de la cultura local, la cual gira en torno al estilo de vida saludable y la buena alimentación. Acá les menciono algunos: Craftsman Brew Co. , en Edwards. El mejor servicio y el diseño interior es moderno y de muy buen gusto.  Pure Kitchen  – en Frisco. Comida mega saludable, excelente servicio y ambiente relajado. Se pueden llevar mascotas.  Barrio Social  – en el Village de Lionshead en Vail. Un poco más gourmet, cocina española con un toque contemporáneo y una carta de vinos que me sorprendió.  Drunken Goat  – en Edwards. Una tienda de vinos con comida ligera y deliciosa a base de quesos de cabra que ellos hacen. A mis amigos les parecieron muy lindas las meseras.  Por lo demás, el valle de Vail es un lugar tan especial que así uno decidiera no hacer nada más que quedarse en un balcón contemplando las montañas rocallosas, eso bastaría para sentir la enorme dicha de estar vivo.

  • Apuntes de servilleta de Ernesto Borda Medina - Armadillo

    Desolación. En el variado y complejo menú de Armadillo todo era exquisito, impecable y certero. Rigor en el producto, la receta, la estética y el servicio, así como en su ambiente, siempre igual de cálido, sobrio y sin sorpresas. Aquel restaurante se regía por una estricta disciplina, que aseguraba su calidad, su invariable autenticidad y la entrega al comensal del propio espíritu de sus dueños, quienes, como el casi todo buen comedor, fueron también sus principales cocineros. Foto: tomada de facebook Lo que estaba en la carta llegaba sin falta y sin excusas a la mesa. No quedaba duda de que el compromiso comenzaba en la siembra y la crianza. Las preparaciones dependían del primer eslabón de la cadena de valor. Mucha distancia hay entre ese estilo de comedor, cada día más escaso, y la perniciosa tendencia de “ofrecer de lo que haya”, “lo del día”, “el menú de temporada” (en un país sin estaciones). No dejo de preguntarme si tras esas propuestas y sus narrativas lo que hay es facilísimo y una excesiva informalidad disfrazada de “creatividad” o “sostenibilidad”. Aquél icónico restaurante de la 72 con quinta en Bogotá, que en otro apunte definí como “una innovación que no pasa de moda”, cuando cambió de manos, dejó de existir. Hoy está probado que era inimitable y que no queda alternativa a la de cambiar su carta, como anuncian hoy sus nuevos comandantes, mientras se filman en un mercado oliendo papayas y cilantros. Y eso significa transformar su identidad, separar su espíritu de su materia. Para mi ese recinto es ahora un cuerpo sin alma. O al menos sin su alma. Como dice la nostálgica canción, en mi caso, “se cerraron para siempre sus ventanas”. Cartagena, 11 de septiembre de 2024 Acerca del autor Ernesto Borda es fundador y CEO de Trust , una compañía de consultoría en gestión estratégica de riesgos, líder en Colombia y Latinoamérica. Además, es capitán de velero, serio coleccionista de vinos y cocinero casi profesional. Almuerza y cena en restaurantes todos los días -en Bogotá o cualquier otra de ciudad del mundo-, menos los fines de semana, los cuales destina a la elaboración de exigentes preparaciones con las que deleita a su más íntimo grupo de afortunados amigos, en su guarida a las afueras de Bogotá.

  • Punta Cana, un destino más allá de los "todo incluido"

    Famoso por sus hoteles “todo incluido”, Punta Cana es mucho más que es eso. Es un destino premium con una consolidada oferta de turismo de lujo y una naturaleza única y exuberante para explorar. Eden Roc Punta Cana, República dominicana. Punta Cana como lo bautizara en la década de los años setenta, Frank Rainieri, uno de los desarrolladores inmobiliarios más importantes de la República Dominicana, es un paraíso costero ubicado en el extremo nororiental del país. Sus playas de arena blanca que se extienden a lo largo de unos noventa kilómetros sobre el mar Atlántico atrajeron durante finales del siglo pasado, millonarias inversiones en hoteles “todo incluido” -españoles y norteamericanos, principalmente- lo que conllevó a que se desarrollara un estilo de turismo perfecto para familias o grupos de amigos que prefieren tener todo planeado con antelación pero que va en detrimento de la posibilidad explorar el territorio a fondo e impregnarse de la cultura y la exuberante naturaleza dominicana. La buena noticia es que Punta Cana, no es solo turismo de alto impacto y que por el contrario cuenta con una nutrida oferta de experiencias exclusivas que permiten conectar con lo local.   Cómo llegar Avianca y Wingo tienen vuelos directos que salen a diario desde Medellín y Bogotá. Una vez en destino, el aeropuerto de Punta Cana queda a tan solo 15 minutos de los principales hoteles de la zona. Otra opción es viajar por Copa, haciendo escala en Panamá. Dónde hospedarse   Tortuga Bay Tortuga Bay Un suntuoso hotel boutique diseñado por Oscar de La Renta, ubicado frente a una playa de acceso limitado en Punta Cana Resort, el condominio cerrado más exclusivo de Punta Cana. El hotel, que consta de trece villas de diferentes tamaños (sencilla, doble o triple) y treinta suites, todas con vista al mar, es reconocido por ser un remanso de absoluta privacidad, uno de los más importantes estándares del lujo en estos tiempos modernos. En Tortuga Bay, cada familia tiene a su disposición un carrito de golf para poder moverse dentro del resort y disfrutar de otras actividades como el golf, el tenis, la hípica o para simplemente ir a pasear y disfrutar de las demás amenidades que hay dentro del condominio.   The Westin Si bien no es un hotel de ultra lujo como el anterior, The Westin está ubicado también dentro de Punta Cana Resort, un detalle que hace toda la diferencia ya que admite el acceso a todas las mismas amenidades y actividades que Tortuga Bay pero a un precio más accesible. Dentro del hotel hay dos restaurantes de alta gastronomía; una piscina enorme rodeada de habitaciones en edificaciones de baja altura, con un agradable y confortable mobiliario y su propio muelle. Es simplemente espectacular. Una gran opción para presupuestos más modestos.   Eden Roc El único Relais & Chateaux del país y quizás una de las locaciones más alucinantes de Punta Cana. Enclavado entre un majestuoso farallón, el mar atlántico y el campo de golf de Punta Espada, propiedad de Jack Nicklaus -mejor golfista de la historia por número de torneos ganados-, Eden Roc es el destino top por excelencia. Aparte de sus 34 lujosas villas con piscina privada y carrito de golf incluido, Eden Roc complace a sus huéspedes con una hermosa playa y una propuesta de alta gastronomía de notable nivel, gracias a su chef ejecutivo Adriano Venturini, quien trabajara en varios restaurantes con estrellas Michelin en Inglaterra e Italia, antes de unirse al equipo de Eden Roc.   Dónde comer Aunque la escena de restaurantes está aún dominada por el servicio dentro de los hoteles, Punta Cana ofrece una muy buena oferta gastronómica -principalmente internacional- en una zona que se conoce como Punta Cana Village. Sin embargo, para vivir la experiencia de la cocina dominicana en su mejor expresión vale la pena hacer el viaje hasta Mori Soñando, el restaurante la Chef Inés Páez, más conocida como Chef Tita, una dominicana que se ha comprometido con darle toda la visibilidad y el protagonismo a la cocina tradicional de su país, poniéndola en escena con todo el sentido que manda la nueva expresión de la gastronomía latinoamericana. Morí Soñando está a una hora y media en carro de desde Punta Cana (es muy fácil conseguir transporte para para ir y volver) y es un plan que vale la pena incluir en la agenda del viaje.     Otros lugares para explorar Ojos Indígenas Ojos Indígenas Una reserva ecológica de 600 hectáreas, en la que se encuentran cerca de 200 especies de plantas endémicas de la Republica Dominicana, gran diversidad de fauna y flora y lo más espectacular, doce ojos de agua o pequeñas lagunas que resultan de la floración del rio subterráneo Yauya que atraviesa la reserva. Conocidos como cenotes, el plan a la reserva incluye caminata y baño en estos alucinantes cuerpos de agua.   Isla Saona Este santuario de flora y fauna dominicana se encuentra al extremo sur oriental del país y hace parte del Parque Nacional Cotubanamá. Con más de 539 especies reportadas a fecha y unas alucinantes playas conformadas mayormente por piscinas naturales, Isla Saona es un paseo que permite conectar con el territorio y la cultura local. Para llegar se toma un bote desde Bayahibe, un pintoresco pueblo de pescadores a tan solo una hora en carro desde Punta Cana.   Parque Nacional Los Haitises Ubicado al norte de la isla, en la bahía de Samaná, este parque nacional es quizás uno de los lugares más hermosos de todo el país. Desde la migración de ballenas jorobadas que pasan anualmente por sus costas, hasta unas formaciones rocosas que salen de la montaña y se meten al agua como finos dedos de una enorme mano, todo en los Haitises es mágico y sagrado. Este es un paseo al que vale la pena dedicarle dos días. Se llega en carro en tres horas desde Punta Cana o también se puede ir en barco. En el parque hay buenas opciones de hospedaje. Nota: este artículo fue escrito para el Diario El Tiempo en Colombia y originalmente publicado en la edición del 25 de agosto de 2024. Ver articulo

  • Morísoñando, alma dominicana a la mesa

    Santo Domingo, República Dominicana.  Llevo viviendo en este país desde noviembre del año pasado y no había logrado encontrar un lugar en donde pudiera experimentar la cocina local de la manera en que los chefs latinoamericanos los están haciendo en otras capitales de la región. Todos los sitios a los que voy son de comida internacional y aunque la hacen muy bien y la sirven en lugares muy lindos, me he sentido como si hubiera viajado atrás en el tiempo cuando la cocina local en Latinoamérica era algo para esconder. Mi mesa Por fortuna mía y gracias a mi bella amiga Mariam Suarez , dominicana radicada en Colombia, me enteré de este lugar que no tardé en ir a visitar en cuanto me explicaron de qué se trataba. Resulta que Morísoñando es un restaurante de nueva cocina dominicana, creación de la chef Inés Páez, una talentosa mujer que se ha dedicado activamente a rescatar el patrimonio gastronómico de su país, dándole prioridad y visibilidad al producto y a los productores locales. Dentro de sus múltiples logros está el de haber liderado la formulación de la primera Legislación Gastronómica de República Dominicana, Ley 20 -18, con la que se consiguió que dicha gastronomía sea considerada patrimonio inmaterial de la nación. Un hecho fundamental en un país en el que la cocina internacional es más relevante que la nacional, no solo en la esfera de restaurantes para clientes locales si no también en los orientados al sector de turismo, el mayor rubro del PIB de este país.     Cerámica local Siguiendo por la misma línea de sus homólogos en otras ciudades del mundo, este restaurante está ubicado en un lugar totalmente inesperado y muy lejos de la zona de restaurantes de Santo Domingo. Queda en un parque de bodegas cerca al aeropuerto y cuando uno pone la dirección en el GPS para saber cómo llegar, de inmediato piensa que hay un error en la red. Al llegar, me di cuenta que su ubicación a las afueras de la ciudad no solo es un detalle que me encanta sino que además lo libra a uno de meterse en el infernal tráfico que aqueja a Santo Domingo por estos días. Además, es una ubicación perfecta para que turistas alojados al este del país, en Casa de Campo o Punta Cana puedan llegar rápido y sin tráfico. Morísoñando es un lugar hermoso. Su decoración inspirada en la cultura local con lámparas, cerámicas, vajilla y mobiliario, fabricados localmente, logra un ambiente único e irrepetible. El comedor es muy amplio y bien iluminado y la cocina es a la vista, un detalle poco usual en los restaurantes de este país. El cangrejo guisado En cuanto a la comida, la propuesta gira en torno al esfuerzo por dar visibilidad a los productores, pescadores y artesanos de las diferentes zonas del país, creando para ellos platos maravillosos como las ostras frescas de Cabrera, la langosta de Barahona o el pulpo de Manzanillo, algunas de sus más vendidas entradas. Hablando de los fuertes, la oferta comprende una completa selección de los platos típicos más icónicos del país como el chivo, que lo sirven sobre unos perfectos ñoquis de plátano maduro; el mofongo, un puré de plátano con chicharrones por encima, o el cangrejo guisado que se puede pedir con arroz blanco o tostones. ¡Uf! Cocteles, casabe y pancitos de agua con mantequilla de cajuil Para beber nos ofrecieron una carta de cocteles, elaborada con el mismo rigor en cuanto a investigación y uso del producto local. Ingredientes como mucilago de cacao, guarapo de piña, chinola de la zona de Miches y ron dominicano, mandan la parada en su notable propuesta de mixología que, en mi caso, opacó cualquier intención de pedir una botella de vino para maridar el almuerzo. Sin mucho pensarlo nos lanzamos a pedir varios de los maravillosos brebajes creados en el lugar como el Warapo, el Embrujo del Sur y el Plátano Power. Tomamos la decisión correcta; tremenda experiencia de maridaje. Morisoñando, que es el nombre de una bebida local a base de leche y jugo de naranja que se toma helada, es ese estilo de lugares que alegran la vida y que me recuerdan lo importante que somos como industria -los restaurantes- para el desarrollo del sector agrícola de nuestros países. Aplausos para la Chef Tita. Para más información y reservas visite en Instagram @morisonandorest .

  • Apuntes de servilleta de Ernesto Borda Medina - Celele

    Cartagena, Colombia. Lo tenía pendiente y no había logrado hacerme a una mesa. No hay muchas. La narrativa sobre el lugar, la comida y los cocineros es atractiva. Productos y platos del Caribe interpretados en un laboratorio culinario.   Lo que probé me gustó. El mejor sabor de cada plato surge al revolver. Es en la mesa y no en la cocina que terminan las preparaciones. Es comida rica de ingredientes simples. Ni sirven lo consabido, ni tampoco algo estrambótico. Hay estudio y consistencia en la manera de cocinar. Pero no diría que es comida memorable. Comedor principal. Foto: cortesía del restaurante.  El lugar es austero e intenta ser franco; concentrar al cliente en la comida. Pero casi todo distrae. El Caribe, discreto y sutil en las preparaciones, se entromete burdamente en las formas y colores de un espacio reducido y mal climatizado. La vajilla es bien fea y afea preparaciones que merecerían presentarse mejor. Y la música llega pobre, como en monofónico, desde un rincón del lugar.   Celele es un restaurante bueno, pero no como lo pintan. Merece ser visitado, aunque no sé si frecuentado. Yo no lo haré. Aunque si me invitan con gusto voy. Ofrecería en ese caso y por consideración compartir la cuenta. Acerca del autor Ernesto Borda es fundador y CEO de Trust , una compañía de consultoría en gestión estratégica de riesgos, líder en Colombia y Latinoamérica. Además, es capitán de velero, serio coleccionista de vinos y cocinero casi profesional. Almuerza y cena en restaurantes todos los días -en Bogotá o cualquier otra de ciudad del mundo-, menos los fines de semana, los cuales destina a la elaboración de exigentes preparaciones con las que deleita a su más íntimo grupo de afortunados amigos, en su guarida a las afueras de Bogotá.

  • Photo album: La hora dorada

    Edwards, Colorado. Nada que atrape más la mirada que un atardecer y más si es con el ojo de una cámara. No solo los tonos cálidos de la luz sino también el ángulo en el que cae sobre las cosas, hacen de esta hora del día un momento que no deja de sorprender. Cada atardecer estremece, no importa cuántos hayamos visto en la vida. Y si el cerebro es una máquina que se acostumbra a las cosas cotidianas de la vida y les empieza a restar interés (“…hasta la belleza cansa…” decía José José), parece que la hora dorada es esa única belleza de la cual nunca nos vamos a aburrir. Santa Marta Nueva York Punta Cana Palomino Boyacá Narbonne José Ignacio Cartagena Barú Bogotá Barranquilla Barichara

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