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Guía de viaje a José Ignacio


Una calle en José Ignacio

José Ignacio, Uruguay. La primera vez que oí hablar acerca de este lugar fue por mi amigo brasilero Eduardo Fischer, quien tiene una casa en José Ignacio y me contó que es el paraíso puesto en el Cono Sur. Oír con la pasión con que me lo describía me hizo sentir una gran curiosidad y desde entonces, encabezaba mi lista de destinos por visitar.


Pasaron los años, unos cinco, hasta que por fin la magia sucedió y finalmente fui invitada a conocer este maravilloso lugar que es una mezcla perfecta entre playa, pampa, lujo, hippies y gente “chic”. Nunca antes había estado en un lugar que exhalara tan buen gusto y de una manera tan relajada. José Ignacio tiene un estilo único; el de un país que para muchos es totalmente desconocido: el bello Uruguay.

 

¿Dónde queda?


José Ignacio es un pueblo de pescadores en el departamento de Maldonado, de no más de 50 habitantes permanentes los cuales que se multiplican a 1,500 cuando llegan los turistas en la temporada. Está ubicado a 170 kilómetros al noroeste de Montevideo y a 33 de Punta del Este.

 

 

¿Cómo llegar?


Se puede volar directo a Montevideo o a Punta del Este y desde ahí alquilar un carro o contratar un transporte terrestre hasta José Ignacio. Desde Montevideo pueden ser unas dos horas y media en carro y desde Punta del Este unos 50 minutos. También se puede llegar desde Buenos Aires, tomando el Buquebus hasta Montevideo o volar directo a Punta del Este en avión privado desde el aeropuerto de San Fernando. La segunda opción es la mejor ya que el tiempo de viaje disminuye substancialmente (de seis horas largas a tan solo dos).

 

 

¿Dónde hospedarse?


Estancia Vik

En José Ignacio priman las residencias privadas de familias provenientes de Sao Paulo, Buenos Aires y Montevideo, principalmente. Desde hermosas casas playeras hasta estancias en medio de la pampa en donde la sensación es más la de estar en una montaña de tierra fría que frente al mar. Algunas de estas viviendas se alquilan para la temporada y pueden ser una buena opción.


También hay maravillosos hoteles como en el que yo me hospedé, Estancia VIK en la pampa, el cual también tiene una versión en la bahía, Bahía VIK y otra en playa, Playa VIK, que fue recientemente añadido a la lista de hoteles recomendados de la Guía Michelin. Otra gran alternativa frente al mar es La Posada del Faro. 

 

 

¿Dónde comer?


Parador La Huella

Fueguia 1883

Se come de lo más bien en José Ignacio. Empezando por El Parador la Huella que este año ocupó el puesto número 45 en la lista de los Latin America´s 50 Best Restaurants. Un lugar increíble construido a manera de casa isleña, un poco elevada del piso y con muros de tablones de madera. Super rústico en sus espacios, pero muy sofisticado en cuanto a los accesorios de mesa y por supuesto en su gastronomía donde lo más destacable es una barra de sushi en la que sirven nigiri y sashimi, hechos con pesca fresca local. Es el típico lugar en el que se ven hombres guapos, mujeres bellas, atuendos atrevidos y en general, gente feliz pasándola muy bien. El sitio es tan “fashion” que en la mitad del lugar hay una boutique de Fueguia 1833, una marca de perfumes de la Patagonia que tiene tiendas en Milán, Nueva York, Londres y Tokio, entre otros.


Barra de sushi del Parador La Huella

Canasta de pan en Juana

Otro lugar que visité fue Juana, un pequeño bistró de cocina de territorio que solo abre de noche. Era la residencia de una pareja que empezó a atender unas pocas mesas en una parte de la casa durante la temporada, hasta que el éxito fue tal que tuvieron que mudarse y destinar la totalidad del sitio al servicio del restaurante. La carta es corta y predominan platos frescos con vegetales, carnes y lácteos locales. El ambiente es encantador, super oscuro y bien romántico. La gastronomía me pareció sobresaliente y dan ganas de quedarse horas viendo el boleo, que es constante desde que abre hasta que cierra. Me recordó a Mesa Franca en Bogotá.

 


Rack de cordero en Cruz del Sur

Para el día está Cruz del Sur, un restaurante orgánico que además de ser hermoso sirve una comida fenomenal. Rack de cordero, tacos de langostinos -en tortillas de maíz hechas en casa- y medialunas de espinacas son algunos de sus platos más vendidos. Sin embargo, se llevan todos los aplausos unos “pao de queijo” recién horneados, con que reciben a cada uno de sus comensales. Casa Sur es atendido por su dueño a quien se le ve pasando de mesa en mesa con una gran sonrisa y asegurándose que todo el mundo la esté pasando muy bien. A este sitio quisiera ir a almorzar todos los días de mi vida.



 

Otras maravillas del lugar


Cabalgata por la pampa

Garzón - Foto: tomada de la URL de la bodega.

Aparte de ser un sitio para ir de playa, gastronomía y fiesta, José Ignacio ofrece también toda la belleza de la vida en el campo. Los paisajes son hermosos y son muchas las fincas ganaderas en las que también suelen haber caballos para cabalgatas y jugar polo. De hecho, no es raro que las estancias tengan su propio campo para la práctica de este deporte.


Adicionalmente, hay varias bodegas de vinos para visitar como O’33, Viña Edén, Alto de la Ballena y la más impresionante, Garzón.







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